Domingo Tabasco nos vuelve a escribir un artículo para nuestra sección de “Tu Opinión”. Si queréis hacer como el, podéis escribirnos, con vuestros datos, a redaccion@puertorealhoy.es.
A todo el mundo le gusta que hablen bien de su pueblo. Mi amigo Luis se alegra cuando escucha que Puerto Real es un pueblo solidario, pero frunce el ceño si hablan de falta de civismo.
Nuestra playa de La Cachucha es pequeñita y condicionada por las mareas, pero la mar de bonita. Cada día, una brigada municipal de limpieza la deja preciosa y digna de ver. Son muchos los vecinos y vecinas que disfrutamos a diario con permiso del levante. La otra noche sucedió algo en la Cachucha: un grupito de personas celebró, el pasado 23 de junio, la noche de los juanillos y al irse dejaron su rodal lleno de envases y porquería. El grupo lo debió pasar maravillosamente, pero la mugre la dejaron para los demás. Y lo más curioso es que hay cantidad de contenedores y papeleras a lo largo de la playa. A esto se refieren quienes hablan de falta de civismo. (Un poco se recoge en la fotografía).
La gente no suele utilizar el término ‘civismo’, pero a su manera se queja de las mierdas de perros sin recoger, las señales de tráfico dobladas, los bancos rotos, los juegos de los parques dañados, la manía de cruzar los semáforos en rojo, las bicicletas o patinetes que no respetan a los peatones por la calle, las bolsas de basura que dejan en el suelo sin meter en los contenedores, los trastos viejos que ponen en la calle en vez de avisar al camión de recogida o llevarlos al punto limpio, las bolsas de chuches que los niños tiran tranquilamente al suelo aunque vayan acompañados por sus padres, el espectáculo de bolsas y botellas en la zona del botellón que vimos a la entrada de la feria, etc. Pues, bien, todos esos detalles significan falta de civismo. En el fondo, es cuestión de voluntad y de una poquita decencia y educación.
“Hay que ver, añadía Luis, con lo a gusto que nos sentimos cuando estamos en un lugar limpio y curioso…Y el caso es que bastaría con una miejita de colaboración: No dejando la mierda de nuestro perro en la calle igual que no la dejamos en nuestro salón de casa; manteniendo las plantas y jardines públicos igual que mantenemos las macetas de nuestra vivienda; usando las papeleras y contenedores exactamente igual que utilizamos el cubo de la basura en nuestra cocina; respetando los bancos y las farolas como cuidamos nuestro sofá y nuestras lámparas de casa; protegiendo nuestros parques y aparatos de entretenimiento de igual manera que cuidamos nuestro coche…”
En definitiva se trata de respetar los bienes públicos, los bienes nuestros, de todos y de todas. Como sabemos hacerlo en nuestras propias casas.
Aún hay quien pregunta que dónde se aprende esto y cuándo se aprende. Sin embargo, con total ligereza suele echarse la culpa de la suciedad a los servicios públicos.
Tal vez, agradeceríamos todos un poquito más de civismo.
Domingo Tabasco