Blas Galera nos escribe un nuevo artículo de opinión para nuestra sección de “Tu Opinión”. Si queréis hacer como él, podéis escribirnos, con vuestros datos, a redaccion@puertorealhoy.es.
Acabado ya el año en el que se conmemora el 40 aniversario de la llegada de los primeros vecinos al Río San Pedro que dieron comienzo a la formación de una nueva barriada, se hace necesario una revisión sobre lo transcurrido en estos años y la situación actual de una Barriada que, no pareciera lógico ni normal que surgiera a principios de los años 80 en medio de la bahía y en una zona entre parque natural y zona industrial, pero así fue. Cualquier consideración sobre este acontecimiento no es entendible, salvo que observemos que fue consecuencia de unos planes proveniente de la administración franquista malogrados por sus despropósitos medioambientales y urbanísticos.
Pero a pesar de que este inadecuado punto de partida, la evidencia es que se formó una barriada de la que disfrutan unos 7.000 ciudadanos por estar en un entorno natural, en las inmediaciones de la zona universitaria, de fácil acceso a varias zonas industriales y cercanas a las demás ciudades al encontrarse en un lugar céntrico de la bahía.
Este aniversario, nos ha traído a la memoria y así ha sido comentado por muchos vecinos, y difundido por distintos medios de comunicación, los difíciles que fueron los comienzos al no contar con los servicios y las dotaciones propias de una barriada que no fue iniciativa ciudadana, sino planificada y propiciada para su ocupación desde la propia administración. El asociacionismo y con él, una actividad de movilizaciones ampliamente secundadas, fueron las consecuencias lógicas protagonizadas por unos vecinos que se sentían desatendidos por cuanto, además de no encontrar con unos servicios mínimos a su llegada, tampoco obtuvieron las respuestas adecuadas que resolvieran esa situación, una falta de entendimiento entre las administraciones y las dificultades para dilucidar competencias y responsabilidades marcaron estos comienzos.
Sin embargo, no hemos resaltado suficientemente, que ese escenario de partida no está debidamente resuelto después de estos 40 años transcurridos, y que continua provocando a día de hoy, malestar entre los vecinos que deben seguir realizando requerimientos y hasta de confrontación con las administraciones y entidades para obtener un trato apropiado y resolver los problemas y carencias que arrastramos desde el origen, y aquellos otros que, por el trascurso de tiempo se van sumando por el deterioro y falta de renovación de instalaciones, del saneamiento del asfaltos, acerados, arboleda, mobiliario urbano…etc.
Por lo que también hay que considerar que en esta conmemoración, hay una ocasión para establecer un punto de inflexión para con esta barriada, de punto de partida para dar comienzo a una etapa de aceptación de una realidad, de que somos una barriada de Puerto Real, después de 40 años no se nos puede seguir considerando unos intrusos venidos de otras poblaciones, eso no es una causa exclusiva de nuestra barriada, es algo habitual que sucede en todas las barriadas y que en estos últimos años viene haciendo crecer en población a Puerto Real, menos después de vivir aquí 4 décadas con tres generaciones que ya cuenta su vida desde este lugar.
De ahí que en la mesa redonda propiciada desde la organización de los eventos, se fundamentara para su debate público que después de estos 40 años marcados por una cierta indiferencia y lejanía, hay que empezar a establecer una relación entre vecinos y administración local que cambie esta incomprensible y extemporánea situación y se actúe para favorecer un mejor encaje y aceptación como puertorrealeños que somos. Propiciar y responder desde los responsables políticos a las demandas y propuestas expuestas desde los vecinos y las asociaciones vecinales con desdén y sospechas, supone diferenciar y distinguir los sentimientos puertorrealeños de esta barriada con los de otros vecinos de Puerto Real, lo que es un mal favor a la convivencia y una inexcusable actitud política.
No somos esta barriada una incomodidad para las administraciones sino todo lo contrario, desde el principio, quizás impulsados por la necesidad, hemos conseguido que sea una barriada conformada por unos vecinos que tienen una reconocida capacidad de autoorganización para hacer vida comunitaria, que respeta y cuida al mismo tiempo que disfruta del medio ambiente que nos rodea, que se reconoce en un lugar que cuenta con importantes acontecimientos históricos, por lo que, admitir y poner en valor esta barriada y su gente, es sin duda hacer mejor Puerto Real.
Es incomprensible y carece de sentido, seguir sin contar con las capacidades existentes y la contribución que desde una barriada como la del Río San Pedro añaden al conjunto de Puerto Real y la Bahía. Es seguro que, después de estos 40 año las administraciones han debido entender cuáles son las condiciones marcadas por la aparición y ubicación de esta barriada, atender sus necesidades y propiciar una mejor relación entre la barriada y sus vecinos con la administración local se hace inexcusable, y determinará un mejor conocimiento y entendimiento de los problemas que no sólo facilitará la colaboración y participación ciudadana, sino también una integración y reconocimiento como Puertorrealeños.
Esta conmemoración de los 40 años de existencia de esta barriada, además de experimentar los recuerdos de nuestros comienzos, debemos empezar a sentir que por fin estamos en otra etapa donde los problemas que en algunos casos padecemos desde hace esos 40 años, que afectan a la salud, a la movilidad, a la mera atención administrativa, al saneamiento y renovación de sus calles, de su mobiliario urbano, a una adecuación de servicios, se dejan atrás para pasar de la indiferencia y dejadez administrativa a una atención más resolutiva que nos permita percibir que nuestros problemas son sentidos como propios de Puerto Real.
Blas Galera