Margarita María Moreno nos escribe un artículo para nuestra sección de “Tu Opinión” en agradecimiento al Hospital Universitario de Puerto Real. Si queréis hacer como ella, podéis escribirnos, con vuestros datos, a redaccion@puertorealhoy.es.
Las cosas que hacemos en la tierra, se quedan escritas en el cielo.
Una noche más, contemplo la oscuridad del cielo, las luces de las farolas y los coches en su devenir de acá para allá a través de la ventana del hospital. Ahora todo es silencio y solo se oye mi voz en un susurro hablando con Dios: Señor, ¿cómo es posible que en medio de esta oscuridad, pueda ver esta luz de esperanza y vengas a darme este consuelo y esta paz? ¿Cómo en la soledad de esta habitación puedo sentirme tan acompañada? Cuántas noches dando gracias por todo lo que Dios estaba haciendo por nosotras en este hospital.
Desde que llegamos a la tercera planta del Hospital Universitario de Puerto Real, no paraste de hacernos regalos con cada doctora, cada enfermera/o, cada auxiliar, cada celador/a, cada limpiadora…, que cruzó la puerta de la habitación para ayudarnos. Ayudar a curar el cuerpo, ayudar a curar el corazón con cada muestra de amor que salían de sus manos, de sus voces al hablarnos… de cada muestra de cariño por hacer que nos encontráramos mejor… ¡cuánto amor he visto y he sentido!. La medicina sana, pero no nos damos cuenta de cuánto sana también el amor.
No voy a tener vida para agradecer a Dios lo que ha hecho por nosotras; para agradecer por cada persona, que por amor, ha rezado para que pudiéramos sentir la fuerza de Dios, su consuelo y su paz y para que todo terminara bien, y para agradecer por cada ángel que ha cruzado la puerta de la habitación del hospital, para sanar nuestras heridas. No hay palabras de agradecimiento por el interés de tod@s, por cada palabra de ánimo, por cada sonrisa, por cada muestra de amor que vino también a curar y a llenar de luz la habitación y nuestra alma cada vez que entraban.
Gracias desde el fondo de nuestro corazón por todo bien ofrecido y por todo vuestro amor regalado. Que Dios os bendiga siempre.
Rocío y Marga.
Margarita María Moreno