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jueves, 21 noviembre, 2024
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Sobre los valores del Patrimonio Cultural en un contexto local. Algunas breves reflexiones

Uno de los compromisos sin duda fundamentales de una sociedad que se quiere y se entiende a sí misma como una realidad libre y crítica es el de dotarse de herramientas culturales que permitan a la ciudadanía contar con un mejor y más completo acceso a la información y al conocimiento, dotando al cuerpo social de unas mejores condiciones, de unas mejores bases, para seguir construyendo un entorno más crítico y justa y precisamente por ello más libre, algo cada vez más necesario.

La divulgación del conocimiento, de la Cultura, de la Historia, de los valores del Patrimonio Histórico y Cultural (y del Natural) y la defensa de dichos valores son, de este modo, algunas de las tareas esenciales en la construcción de una Sociedad más libre y más crítica, pues cabe en este sentido incluso señalar que la socialización del conocimiento es tanto un deber de las administraciones públicas como un derecho de los ciudadanos, y una responsabilidad de éstos.

El conocimiento es, y como tal debe ser considerado, como uno de los principales capitales de la ciudadanía, como uno de los principales capitales sociales a disposición del ciudadano, y en su difusión ha de empeñarse tanto la administración como la propia ciudadanía (que no puede ni debe conformarse con el rol pasivo de elemento “administrado”) y debe asumir sus responsabilidades como verdadero motor de las sociedades.

En ese sentido, como sabemos, las administraciones y especialmente las locales han de esforzarse en la tarea de difusión de la Historia así como en la defensa y promoción del Patrimonio de la propia población desde la perspectiva y con el ánimo de la conservación del mismo así como desde la imprescindible voluntad de la socialización del conocimiento, de la extensión de los valores de este incalculable capital social que es el conocimiento, teniendo como referente fundamental y como elemento vertebrador de este proceso el valor positivo del Patrimonio (Cultural y Natural) como elemento identitario, como fruto, reflejo y consecuencia del devenir de la propia ciudad y su comunidad en el tiempo, esto es, como manifestación del ser de la ciudad en la Historia y como elemento imprescindible para que un cuerpo social pueda comprenderse a sí mismo como tal y en relación con su entorno y su contexto, con el marco en el que históricamente se ha desarrollado como cuerpo social y, por fin, como realidad histórica e identitaria.

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En este sentido, la acción de trabajo (considerada desde una perspectiva global, no simplemente como conjunto de pequeñas acciones puntuales, esporádicas cuando no espasmódicas) a desarrollar de manera sostenida (y sostenible) por una administración local en torno al Patrimonio Cultural de la población debe necesaria y oportunamente partir de la base de la cooperación institucional y social, pudiendo articularse el desarrollo de contenidos de dicha línea de trabajo a través de acciones y programas (con especial atención, en lo que atañe a la ciudadanía, a los de naturaleza divulgativa de cara a la socialización del conocimiento, todo apoyado por la imprescindible línea de acción en materia de conservación del Patrimonio) de diversa naturaleza, unos programas algunos de los cuales pueden desarrollarse a lo largo de todo el año mientras otros pueden centrar su ámbito de actuación en determinados momentos del año estando acaso vinculados a determinadas efemérides o a una posible estacionalidad acorde con las mismas características de dichos programas y acciones en cuestión.

De este modo, las perspectivas de la conservación del Patrimonio, de la cooperación institucional y de la divulgación han de constituir algunos de los pilares esenciales de la acción de una administración (insistimos, especialmente en lo que tiene que ver con una administración local responsable) de cara al desarrollo de una feliz gestión patrimonial, buscando en todo momento aunar y armonizar la acción interior (defender y cuidar el Patrimonio de y en la ciudad) y la exterior (defendiendo, promocionando al Patrimonio de la ciudad y buscando recursos para la conservación del mismo -lo que constituye un más que oportuno medio de defender y promocionar a la propia ciudad en sí- en el exterior de la misma).

Horno romano de El Gallinero.
Horno romano de El Gallinero.

Un factor que puede ser considerado como una fortaleza en el contexto local e interno de una ciudad es la existencia de un potente tejido social y cultural articulado en un sólido tejido asociativo, un tejido social que desarrolle habitualmente actividades culturales ya sea en solitario (sin apoyo o respaldo de las administraciones de distinto nivel), ya sea de la mano de la cooperación con la administración de la ciudad (aunque no sólo hay que pensar en el concurso de la administración local en este marco de cooperación).

Un panorama local será sin duda más complejo pero a la vez más rico cuanto más numerosas sean las entidades, colectivos, asociaciones y fundaciones de naturaleza cultural que trabajen no sólo en el campo de la divulgación cultural en general sino en lo relativo a la socialización del conocimiento en material patrimonial en particular (sin descartar su posible trabajo en materia de conservación del Patrimonio Cultural y Natural), desarrollando acciones a lo largo del tiempo (de manera estructural en la programación anual y supraanual, por ejemplo) que ayuden a la sensibilización y la vertebración de la participación del cuerpo social local en el ámbito general de la Cultura y el Patrimonio así como en lo específicamente relativo a la difusión de los valores del Patrimonio Cultural y Natural e igualmente en lo que tiene que ver con la conservación del mismo.

Caja del Agua, en el Parque de El Porvenir.
Caja del Agua, en el Parque de El Porvenir.

De este modo la absoluta mayor parte de las acciones que se generen y desarrollen desde el cuerpo social de una ciudad en materia cultural y especialmente en lo referente al Patrimonio Cultural de la misma (singularmente las surgidas de la cooperación activa de los colectivos culturales entre sí y de éstos con la administración local), habrá de redundar sin duda en beneficio del propio cuerpo social y del estado del conocimiento y la sensibilidad de la ciudadanía respecto al Patrimonio, lo cual a su vez redundará al mismo tiempo en beneficio de las acciones emprendidas, de manera que se genere una sinergia constructiva que pueda convertirse en estructural.

No cabe bajo ningún concepto pasar por alto el peso que tiene en el ámbito de la difusión y gestión patrimonial el trabajo que se realice desde las administraciones locales en colaboración con los centros escolares de la localidad, con la comunidad escolar de la ciudad, ya que el tejido escolar es fundamental de cara a la conformación de las señas de identidad de toda ciudad así como con vistas a la formación integral de una ciudadanía crítica, consciente y responsable, que pueda llegar a hacerse cargo (como tal cuerpo social, como tal ciudadanía consciente y responsable) de sus propios deberes y derechos cívicos en materia patrimonial en lo que atañe y respecta a la conservación del Patrimonio, ejerciendo dicha ciudadanía sus derechos y deberes y reclamando y exigiendo a las administraciones (a todas) el cumplimiento de las responsabilidades, deberes y obligaciones de dichas administraciones en materia de protección, conservación, investigación y divulgación del Patrimonio Cultural y Natural de la localidad, así como impulsando activamente la cooperación de la administración local con las administraciones de su entorno y con las administraciones superiores (comarcales, provinciales, autonómicas, estatales, internacionales).

Fachada lateral de San Sebastián
Fachada lateral de San Sebastián

La comunidad educativa de una localidad, así pues, es de capital relevancia (como el tejido asociativo -y especialmente el de carácter cultural- de un contexto local) al estar la misma configurada esencialmente por el segmento más joven de las ciudades al tiempo que entre sus integrantes se encuentran tanto los estudiantes como el conjunto de la mayor parte de las familias de una población, además del elemento docente, todo lo cual hace que resulte fundamental la involucración activa (no sólo pasiva, con la comunidad como simple recipendiaria de acciones y actividades organizadas por otros) de este segmento educativo en el desarrollo de las tareas de gestión cultural y patrimonial en una ciudad determinada.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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