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jueves, 21 noviembre, 2024
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«Pero qué pena…»

Echándole un pequeño ojo al Facebook he visto un artículo en El País escrito por Isabel Valdés, referente a los abusos sexuales, ejemplificando con San Fermín que lo estamos viviendo ahora mismo. Llevaba tiempo queriendo escribir sobre este tema.

Con apenas un día de fiesta había ya dos denuncias por abusos sexuales y una detención, ¿pero qué nos pasa? ¿Qué nos ocurre? ¿Qué está fallando? Vemos fotos, vídeos, etc. El otro día una periodista, compañera de profesión, que está allí cubriendo la fiesta recibe abusos machistas mientras se graba un vídeo… ¿Tiene que pasar por este abuso? ¿No hacemos nada? ¿Impasibles ante lo que pasa?

El otro día iba por la calle para casa, de noche, serían casi las doce de la noche, una calle semi oscura, con muy poco tránsito, yo andando, y a unos 5 metros detrás mía venía una mujer. En ningún momento tuve miedo, en ningún momento pensé en llamar por teléfono a nadie simplemente para que me escuchara, no pensé si quiera en cambiarme de acera, no sentí nada, no pasaba nada. Pensemos en la situación a la inversa, ¿qué pena verdad? Quizás la mujer hubiera acelerado el paso, quizás la mujer hubiera llamado por teléfono, quizás la mujer hubiera esperado a que yo la adelantara y perderme de vista, quizás hubiera buscado salir por otro sitio… Todo por perderme de vista, por miedo. Qué pena tener que pasar por eso, pero pensar que es culpa suya es algo horrible.

Da igual la ropa que lleve, -qué más da el escote, las transparencias…- no busca nada, ¿tú no te pones guapo para ti? Ella puede hacer lo mismo para sí misma. Soy el primero que entiendo que si hay una mujer guapa pues puedes fijarte en ella, igual que si hay un hombre guapo, esto no tiene nada de malo. Pero el límite está en miradas lascivas y que faltan el respeto.

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Nadie nos tiene ni que juzgar ni faltar al respeto, en ningún caso esto está justificado, y muchísimo menos por alcohol, ya basta de agresiones sexuales, y de agresiones en general, de abusos machistas, de no pensar, de no tener conciencia, de creernos que podemos hacer lo que queramos con las personas.

Esto no funciona así. Porque mi novia, mi hermana, mi amiga, las tuyas y cualquier mujer, no se tenga que cambiar más de acera, no tenga que acelerar el paso a partir de las 22:00 h. y no tenga que pasar por una situación que cambiará su vida de mala manera.

Fran Soria
Fran Soria
De Puerto Real, viviendo en Sevilla. Apasionado por contarte lo que pienso en este rincón. Hablamos en mis redes sociales, siempre dispuesto a debatir.

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