Sara Sánchez, Periodista Cultural de Puerto Real Hoy, se estrena en la sección de opinión de nuestro portal.
Para saber hacia donde ir hay que conocer de donde se proviene. En una sociedad es fundamental conocer sus raíces y su historia, ya sea para entender la realidad actual, o para valorar los aciertos, pero, sobre todo, para evitar repetir los mismos errores. Nuestro país tiene una historia reciente muy convulsa, una historia que la gente trata de olvidar y que desde las altas esferas nos incitan a pensar que ya ha quedado superada. Nada más lejos de la realidad.
En España la sociedad, la política, la economía…son como son por el pasado. Por un pasado que trataron de suavizar o borrar con una transición, hecha con mucho acierto en su momento pero a la que hoy en día debemos de dejar de aferrarnos. Tras la caída del régimen franquista todos los españoles pusieron su granito de arena para superar aquel horrible periodo de la historia, para evitar que el país se volviese a dividir. Pero la transición fue pasando, y la sociedad fue haciendo como que borraba de su memoria lo pasado. Aparentemente la herida de las dos españas fue cerrándose.
El problema es cuando una herida se cierra sin que haya sanado correctamente. Está claro que durante gran parte del pasado siglo España estuvo dividida, y está claro que en una guerra como la que nuestro país tuvo la desgracia de vivir los dos bandos causan daño. La diferencia en este caso español es que un bando, el nacional, reconoció a sus caídos, recuperó sus restos, los homenajeo…durante todo el tiempo que duró su dictadura y hoy en día sus muertos tienen digna sepultura. Sin embargo el otro bando, la otra España, la republicana, perdió la guerra y sufrió la represión del franquismo y, a día de hoy, sus caídos no sólo no tienen digna sepultura si no que en muchos casos se desconoce donde se encuentran sus cuerpos.
La realidad de esta etapa de la historia es que España se ha convertido en un “campo de minas”, un territorio plagado de fosas comunes donde reposan los restos, tanto de republicanos, como de personas que simplemente no le gustaban al franquista de turno de cada pueblo. Fosas como la existente el cementerio de San Roque, con restos de fusilados de toda la zona que no fueron reconocidos y a los que sus familias no pudieron enterrar. Y de esta manera es imposible, por mucha transición que se hiciese y por supuesto sin desmerecer su importancia, que una herida cicatrice de manera sana y limpia.
La recuperación de la memoria histórica no sirve, como muchos piensan, para abrir viejas heridas, no sirve para dividir de nuevo al pueblo. Sirve para que todos los españoles, los de hoy y los que vivieron aquella dura parte de la historia, sean iguales, para que todos sean identificados y todos puedan ser enterrados y reconocidos. La recuperación de la memoria histórica sirve para que la herida cierre pero sin enquistarse, para que cicatrice de manera definitiva y sana. Y en este sentido Puerto Real está un paso más cerca de conseguir ese fin, ya que ha conseguido homenajear a todas las víctimas y ahora está desarrollando una excavación que finalizará con una sepultura decente por parte de las familias y con un reconocimiento de la realidad que aconteció en aquella etapa convulsa de España.