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jueves, 19 diciembre, 2024
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«Me gustaría poder contribuir en el futuro con el avance de esta tecnología capaz de salvar vidas»

Natalia Galindo es una ingeniera de telecomunicaciones puertorrealeña que, además, es la única española de un programa de doctorado innovador organizado por el CERN -Organización Europea para la Investigación Nuclear-, el mayor laboratorio de investigación en física de partículas del mundo. Recientemente, realizó una entrevista para la revista científica,Ciencícola.

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Este proyecto cuenta con el apoyo de la Comisión Europea y el objetivo del mismo es el desarrollo de un banco de pruebas de última tecnología que se aplicará en futuras instalaciones de “La Meca de la Física”.

Experta en radiofrecuencia, Natalia comenzó su carrera en la Escuela de Ingenieros de Sevilla, en el área de telemetría para aviones no tripulados. Sin embargo, su estancia en el CERN despertó su instinto investigador.

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Al principio, consideraba desmesurada la inversión económica empleada en satisfacer la curiosidad de la física. Sin embargo, hoy reconoce el enorme impacto que tiene el CERN en la vida cotidiana de las personas a través del desarrollo de las tecnologías empleadas en sus aceleradores y que pone a disposición de la sociedad sin ánimo de lucro. “Aquí ha tenido lugar la revolución de las comunicaciones con el invento de la pantalla táctil capacitiva y la World Wide Web”, señaló al digital Ciencícola. 

La tarea de esta joven puertorrealeña es buscar de forma ultra precisa el centro electromagnético de las estructuras donde se lleva a cabo el proceso de aceleración de las partículas, algo que resulta esencial para el correcto funcionamiento de un colisionador.

Por ello, desde la Organización se trabaja en un colisionador lineal compacto (CLIC) de cincuenta kilómetros de longitud: un nuevo acelerador que alcanzará energías sin precedentes para los electrones y sus gemelos de antimateria, los positrones, para hacerlos colisionar y producir una gama de nuevas partículas. El estudio de estas colisiones proporcionaría una información más detallada y complementaria a los futuros resultados hallados en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, el cual está explorando regiones de alta energía en busca de nuevos descubrimientos.

En palabras de Natalia, la importancia de buscar el centro del mismo reside en que, para que el haz de partículas sea estable, debe pasar de la forma más cercana posible por el centro electromagnético de las estructuras aceleradoras, ya que en caso contrario se desestabilizaría el propio haz.

“El haz tiene un tamaño vertical de un nanómetro, por lo que hay que ser extremadamente precisos para alinear todos los componentes del acelerador y así poder enfrentar ambos haces y hacer que colisionen”, comenta Natalia.

El objetivo final es lograr un gradiente de aceleración muy alto para poder fabricar estructuras muy compactas, lo que hace más económico los cincuenta kilómetros de acelerador y, además, obtener el mayor número de colisiones posibles.

“La idea es colocar los componentes en el banco y alinearlos de forma automática cumpliendo con las especificaciones de precisión. De esta manera, CLIC podría construirse de manera muy rápida y su coste disminuiría”, añade.

Además, una gran ventaja de este proyecto es que la tecnología empleada podría extrapolarse a otros futuros aceleradores compactos.

Hasta diez jóvenes científicos trabajan en este proyecto del CERN, donde se distribuyen las diferentes tareas en busca de la precisión máxima: “una persona se encarga del desarrollo de un sensor para caracterizar todas las fuentes de ruido que puedan interferir en nuestras medidas, como por ejemplo ocurre con el movimiento sísmico de la tierra y la temperatura de la sala. Otro compañero desarrolla un sistema de estabilización para el posicionamiento ultrapreciso de los componentes del acelerador. Y, así, hasta completar todo un equipo que trabajamos mano a mano con empresas e institutos de investigación mundialmente prestigiosos para poder lograr nuestros fines en 2017”, puntualiza.

“He estado en catorce países en seis meses; yo me veo en el futuro trabajando en el mundo de los aceleradores de partículas para aplicaciones médicas. Me gustaría poder contribuir con el avance de esta tecnología capaz de salvar vidas”.

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