La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible desarrolla en la provincia de Cádiz los tratamientos aéreos contemplados en el plan de lucha contra la procesionaria del pino. El delegado territorial de esta Consejería, Daniel Sánchez, ha destacado que “la Junta de Andalucía retoma estas actuaciones de lucha integrada contra plagas en la comunidad autónoma tras seis años en los que no se habían realizado estas tareas”.
El Gobierno andaluz está ya actuando y aplicará estas medidas de control de plagas en 787 hectáreas de la provincia gaditana. Así, se ha comenzado en las 105 hectáreas de la Dehesa las Yeguas (término municipal de Puerto Real), y se seguirá en 133 hectáreas de La Suara (término municipal de Jerez de la Frontera), en 452 hectáreas del término municipal de Grazalema y 97 hectáreas de La Breña (Barbate) durante los próximos días.
El Ejecutivo andaluz ha iniciado estas medidas en las provincias andaluzas donde es más urgente que empiecen los trabajos, dada la situación en la que se encuentra la procesionaria respecto a su crecimiento (a Cádiz se suman Almería, Granada y Málaga).
Esta priorización responde a que el éxito del tratamiento está condicionado por el desarrollo del insecto y tiene su máxima efectividad cuando la aplicación coincide con las etapas larvales iniciales.
Daniel Sánchez ha precisado que “estas actuaciones están enmarcadas en el Plan de Lucha Integrada que desarrolla este departamento del Gobierno andaluz”, como responsable de la conservación y gestión de los recursos naturales que albergan las formaciones forestales.
Desarrollo Sostenible lleva a cabo el sistema de gestión integrada de plagas, que se basa en la recogida de información de campo, cuyo análisis establece si es necesaria la ejecución de alguna de las medidas de control que contempla el plan. Los pinares suelen aparecer como formaciones arbóreas que cubren grandes superficies, presentan condiciones diversas en cuanto a exposición al viento, temperatura y humedad, y se encuentran en zonas de difícil acceso por presentar una orografía irregular. Por tanto, la única manera de llevar a cabo un control efectivo de la población de procesionaria son los medios aéreos. Además, el empleo de varias aeronaves permite actuar de forma simultánea en bloques muy distantes donde el insecto se encuentre en el mismo estado de desarrollo.
Los técnicos especialistas de la Dirección General de Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos controlan de manera continua las condiciones ambientales en las que se realiza cada vuelo, desde el despegue del avión hasta la vuelta a tierra, con el fin de garantizar una adecuada aplicación del producto. Asimismo, a estos equipos de expertos compete la tarea de coordinar los tratamientos atendiendo a los protocolos recogidos en el Plan de Lucha Integrada.
Para el desarrollo de esta tarea, el equipo dispone de una aplicación informática desarrollada por esta Consejería, que se denomina ‘Coplas’ y permite realizar un seguimiento de los tratamientos fitosanitarios aéreos a través de unos dispositivos ubicados en los aviones. Estas ‘cajas Copla’ registran el trayecto de las aeronaves durante los vuelos de tratamiento y el caudal de producto vertido en la fase de descarga. De esta forma, una vez concluida la aplicación, el personal de Desarrollo Sostenible puede procesar todos estos datos mediante un sistema de información geográfica (SIG) que permite conocer con detalle el área tratada y el porcentaje de cobertura logrado frente a lo planificado.
El insecticida biológico empleado en estas actuaciones (Bacillus thuringiensis en suspensión acuosa y a ultrabajo volumen) supone un impacto mínimo sobre la fauna auxiliar por su especificidad y tiene una persistencia reducida en el medio ambiente.
Impacto en los pinos
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una plaga defoliadora endémica presente en todos los pinares andaluces, que produce una pérdida de hoja que debilita al pino. Este insecto es incapaz de acabar con el ejemplar por sí solo aún con repetidas infestaciones, pero reduce el vigor del árbol haciéndolo más susceptible a otros agentes.
Al margen de este impacto en los pinos, el efecto más nocivo que produce la procesionaria se deriva del carácter urticante de sus orugas sobre animales y personas, que pueden condicionar el aprovechamiento silvícola del pinar y su uso social al provocar reacciones alérgicas importantes sobre trabajadores o usuarios.
FUENTE: Junta de Andalucía