Un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinados por el profesor Miguel Suffo, perteneciente al departamento de Ingeniería Mecánica y Diseño Industrial, ha logrado desarrollar un agro-compuesto, formado a partir de residuos de la remolacha azucarera, que reúne las condiciones óptimas para poder usarse en agricultura ecológica y sustituir a algunos plásticos contaminantes.
Este desarrollo, que ha sido publicado en la revista Journal of Cleaner Production, se centra en la producción de un material que combina polietileno de baja densidad lineal (uno de los materiales termoplásticos más utilizados en bolsas de plástico o envoltorios, por ejemplo) con carbocal (subproducto resultante del proceso de separación de los “no azúcares” del jugo extraído en la remolacha azucarera).
La importancia del producto ideado por estos investigadores radica no solo en su composición sostenible e innovadora, sino también en el hecho de que “es un material respetuoso con el medio ambiente y la economía circular”. Según se desprende de este estudio, “este novedoso material ha demostrado su eficacia para reemplazar a algunos plásticos sintéticos o derivados del petróleo que son muy demandados y dañinos con el medio ambiente”. Además, estos científicos han comprobado que el uso de este producto contribuye a reciclar los desechos agrícolas que de otra forma se perderían, al tiempo que reduce la huella de CO2, y favorece el uso de materias primas secundarias de alta calidad.
Es interesante indicar que, en la actualidad, la reducción en el consumo de plásticos contaminantes se ha convertido en un desafío para la industria y para el mundo. Algunos de los sectores con mayor consumo de plásticos son, por ejemplo, el de envasado, la construcción o la automoción y este tipo de materiales se aplica en sus procesos de fabricación convencionales como en las más novedosas técnicas de impresión 3D. Por ello, el refuerzo en el uso de materiales ecológicos supone un reto a alcanzar no solo para la propia industria del plástico, sino también para el sector de ingeniería de los materiales.
En este sentido, “los productos derivados de la agricultura se pueden afianzar como un revulsivo para la industria global ya que conllevan un menor coste de producción, muestran un mejor funcionamiento y además aportan propiedades beneficiosas para la sostenibilidad”. De esta forma, los investigadores apuntan a la necesidad de desarrollar compuestos basados en la agricultura como una alternativa eficaz para futuras estrategias políticas o empresariales.
El carbocal lo suministra la empresa Nueva Comercial Azucarera S.A. (Jerez) y, el material finalmente obtenido en formato de gránulos (Agrocomposite) fue inyectado en la planta de Torrent Innova S.L. (El Puerto de Sta. María), en la que se obtuvieron con éxito los primeros prototipos a partir de sus propios moldes de inyección.
Este trabajo de investigación se ha realizado en colaboración con el grupo INNANOMAT de la UCA en el marco de actuación del proyecto Desarrollo de materiales funcionales de base polimérica para aplicaciones industriales en fabricación aditiva, coordinado por el catedrático del área de Ciencia de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica de la UCA, Sergio I. Molina. Asimismo, se debe indicar que en la publicación científica también han participado, además de Miguel Suffo y Sergio Molina, la investigadora postdoctoral Juan de la Cierva, María de la Mata, adscrita al departamento de Ciencia de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica de la Universidad de Cádiz.
FUENTE: UCA