No se trata de que queramos traer a colación títulos relativamente sugerentes como forma de atraer la atención del amable lector. No es nuestra costumbre, ciertamente, servirnos de lo que cabría considerar como “trucos publicitarios” (elementales si se quiere, pero trucos y publicitarios en fin de cuentas) para asegurarnos (en la medida de lo posible) que más personas lleguen a sentirse interesadas por las líneas que suceden al titular de los artículos.
En muchas ocasiones, al tratar sobre temas de Historia, y especialmente sobre temas de Historia local (ya sean de nuestra ciudad o de otro lugar), y más aún cuando focalizamos nuestra atención en unos u otros elementos de nuestro Patrimonio Histórico (especialmente del inmueble) nos centramos en lo que “fue y sigue siendo”, en monumentos que aún nos acompañan y forman parte esencial del paisaje de la ciudad y del -por así llamarlo- “horizonte sentimental colectivo” de los ciudadanos, del paisaje sentimental (y del paisaje material, físico, tangible) de la comunidad.
Así, elementos tales como palacios, casonas, iglesias, conventos, edificios monumentales de la edilicia civil o militar, obras de ingeniería o de caminería antigua, o la misma estructura del viario histórico y su evolución en el tiempo, así como yacimientos arqueológicos (en su caso) son hitos y elementos susceptibles de convertirse en objeto de nuestro interés y atención, y ello de manera más especial, más intensa aún al formar parte de nuestro imaginario colectivo de manera tangible, de manera evidente, de la manera sólida en que lo hacen las cosas que están vivas, que podemos tocar más allá de lo metafórico, al haberse conservado los monumentos en cuestión, y poder ser contemplados materialmente, formando parte del paisaje físico y sentimental de una ciudad, de una comunidad.
Pero hasta cierto punto algo análogo puede suceder también con las cosas que ya no forman parte de nuestra realidad cotidiana, con cosas que un día “fueron” y que ya “no son”. Los hitos de nuestro Patrimonio que, tras ser conocidos, tras haber formado parte de nuestra realidad, de nuestra memoria colectiva, terminan por engrosar las listas de los tesoros perdidos parecen gozar de un plus de carga emocional, de prestigio, de fuerza en la mente de un cuerpo social, y pasan a convertirse en un referente perdido, en una suerte de “Atlántida”, de “paisaje perdido”, de “Paraíso perdido” (en pequeña escala) que a todos pertenece quizá precisamente con más fuerza porque resulta igualmente inalcanzable para todos, quizá precisamente porque se ha perdido, porque se encuentra en el terreno de lo inalcanzable, de lo perdido, y, por añadidura y por ello, de lo inmaterial y lo eterno, no sujeto a las sevicias de la realidad, y enteramente beneficiado de las ventajas de lo ideal, de lo idealizado.
No entraremos a considerar ahora todo lo perdido en el contexto de Puerto Real, y no sólo porque no es cuestión de ponerse pesimistas… Ya don Antonio Muro, el padre de nuestra Historiografía (junto con Juan Moreno de Guerra y Alonso) hablaba de Puerto Real como “el pueblo que tuvo”, haciendo referencia de ese modo a la riqueza patrimonial de la Villa en épocas precedentes (una Villa sometida a las destrucciones de las que fue víctima por causa de la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, y de la Guerra de la Independencia, con la ocupación francesa a principios del siglo XIX, como sabemos). Pero nada más lejos de nuestra intención aquí y ahora que fomentar, bajo ningún concepto y desde ningún punto de vista, el desaliento: tratamos precisamente de difundir los valores de nuestra Historia y nuestro Patrimonio Histórico como forma de contribuir a su protección, a su defensa y salvaguarda por el mecanismo de tratar de extender el conocimiento sobre los mismos (sólo se ama lo que se conoce: creemos en ello firmemente), intentando trabajar en pro de la difusión de los valores de nuestra Historia y nuestro Patrimonio Cultural y Natural (PCN).
Y no es ésa nuestra intención porque -además y desde un punto de vista de corte estrictamente material- sería harto difícil condensar en este espacio breve -y en este formato- la “Historia en negativo” (valga la expresión) de una pérdida histórica (valga ahora la redundancia) y material de Patrimonio que abarca los varios siglos precedentes, desde el antedicho siglo XVIII y la Guerra de Sucesión, por fijar un momento (tan artificial como todos los de su especie) post quem.
Entre los múltiples factores que provocan, que han provocado, la mengua de nuestro Patrimonio Histórico se cuentan el tiempo (que todo lo erosiona y desgasta, que triunfa sobre todas las cosas materiales, sobre todas las cosas humanas…, y no sólo humanas), la propia mano humana (por acción, inacción, incuria o dejadez, mala voluntad o desconocimiento, interés o desinterés, ambición, codicia o inexperiencia…), sin olvidar la acción de las fuerzas naturales, constantes en su intervención cotidiana y desatadas en determinados momentos.
Sí, a veces también tienen mucho que decir en la Historia los fenómenos naturales, especialmente cuando se trata de manifestaciones de índole violenta y repentina, y la provincia de Cádiz ha conocido algunos ejemplos, casos y situaciones de lo que estamos señalando a lo largo de los últimos siglos de su recorrido histórico, como el terremoto de Lisboa y el consiguiente tsunami, que asoló estas costas a mediados del siglo XVIII, o el terremoto y tsunami asociado que en la segunda mitad del siglo IV d.C. golpeó las costas gaditanas y terminó acentuando la decadencia de lugares como la Gades tardorromana, o la ciudad industrial y pesquera de Baelo Claudia (Bolonia, la Ensenada de Valdevaqueros, en el actual término municipal de Tarifa), fuertemente azotada por este fenómeno natural y que tendría en el mencionado tsunami la causa última de su consunción como ciudad y el principio de su final como núcleo histórico habitado con entidad.
Puerto Real ha conocido (y conoce aún) una gran merma patrimonial. Desproporcionada, quizás, y más fácilmente explicable gracias al rol histórico de este espacio privilegiado, y a los avatares del mismo, la Bahía de Cádiz; y ello sin olvidar las destrucciones históricas de la Villa en 1702 (Guerra de Sucesión) y 1810-12 (Guerra de la Independencia), que citábamos antes.
Así, desde época prehistórica (de lo que da fe, por ejemplo, un jalón de nuestra Arqueología y nuestra Historia como es el yacimiento prehistórico de El Retamar), hasta prácticamente nuestros tiempos, no son pocos los elementos de nuestro Patrimonio Histórico local (del Patrimonio Histórico del territorio de Puerto Real desde milenios antes de la Fundación de la Villa en 1483) que, por unas u otras razones, han desaparecido tras ser conocidos o han se han asomado sólo fugazmente a las páginas del devenir de la ciudad para sumirse, un día, en la oscuridad de forma casi inmediata…
Elementos desaparecidos de nuestro Patrimonio son algunos tales como la iglesia de San Benito vieja (derribada por la piqueta en época franquista), la capilla de San Andrés (en la plaza de la Iglesia, víctima de la Francesada), la iglesia de San Juan de Letrán (en la actual calle Sagasta), la capilla de San Roque (en la plaza de Jesús, caída en el contexto de la “Gloriosa” revolución de 1868), el histórico chalet de Comes (junto a Las Canteras, en el Paseo de María Auxiliadora, arruinado y derribado ya en los primeros tiempos de la Democracia, a finales del siglo XX y que tantos recordamos), la Casa de la Marquesa[1], en la Ribera del Muelle, en la confluencia de las calles Rosario y Amargura, o la Caja de Agua del Muelle (víctima reciente de la incuria municipal, caída a principios de la década de los noventa del siglo pasado), o yacimientos arqueológicos (ya se trate de sitios arqueológicos localizados en el seno del casco histórico o de su entorno más o menos inmediato, o de la campiña de nuestro término municipal) de los que en algunos casos sólo sobreviven noticias de su aparición, manifestada en forma de estructuras -unas, pocas, veces- o en forma de materiales muebles (cerámica, monedas, materiales pétreos), las más de las ocasiones.
En el caso de estos últimos hitos de nuestro Patrimonio, se trata de elementos que nos hablan de la realidad del poblamiento en el territorio de Puerto Real en época romana y en tiempos prerromanos, y que pueden ser puestos en relación no sólo con yacimientos arqueológicos conocidos, estudiados y excavados (total o parcialmente) como el de El Gallinero (y otros del casco histórico)[2], sino también con elementos singulares como el epígrafe funerario romano de la joven Optata Erennia (del que hemos tenido ya ocasión de ocuparnos en otro lugar y al que reservaremos un espacio en esta serie en próximos artículos), aparecido en Puerto Real.
Hay jalones de nuestro Patrimonio Histórico y Arqueológico que resultan irrecuperables (como los yacimientos devastados por cualquiera de los agentes que hemos señalado con anterioridad); hay otros que esperan una revisión (como los yacimientos arqueológicos “conocidos” a los que hemos hecho referencia (en otros textos) y que podrían aún ofrecer mucha información, considerados con métodos actuales. Y hay mucho término municipal por reconocer y por estudiar aún (sin menoscabo de trabajos anteriores, que pueden necesitar una puesta al día)[3].
Hay piezas singulares (elementos muebles) que “aparecieron” hace más de 20 años, fruto de una quimera y de un enorme desconocimiento (así como de un grandísimo interés, pero no principalmente por la Arqueología…) municipales, y que llevan todo ese tiempo “desapareciendo” y “rodando” (son los “rolling stones”, literalmente las “piedras rodantes”, de Puerto Real, al parecer…). Y hay, sin lugar a dudas, mucha tarea por hacer en el campo del conocimiento de nuestro pasado, en el estudio de nuestro Patrimonio Histórico, Monumental y Arqueológico.
Y en relación con lo anterior (esto es, la investigación y la difusión sobe nuestra Historia y nuestro Patrimonio Histórico), y en lo que a nuestro caso particular se refiere, tratamos de aplicarnos el dicho: “se hace lo que se puede”…
Apéndice Bibliográfico.
Artículos de tema arqueológico publicados en Puerto Real Hoy
– “Sobre una familia de productores y negotiatores romanos en el territorio de Puerto Real, los MEVII FAVSTI (I)” (1357 palabras), 12.IX.2015.
– “Sobre una familia de productores y negotiatores romanos en el territorio de Puerto Real, los MEVII FAVSTI (II)” (2093 palabras), 19.IX.2015.
– “Sobre una familia de productores y negotiatores romanos en el territorio de Puerto Real, los MEVII FAVSTI (III)” (1473 palabras), 26.IX.2015.
– “Sobre una familia de productores y negotiatores romanos en el territorio de Puerto Real, los MEVII FAVSTI (IV)” (1524 palabras), 03.X.2015.
– “Sobre una familia de productores y negotiatores romanos en el territorio de Puerto Real, los MEVII FAVSTI (V)” (1146 palabras), 10.X.2015.
– “Roma en el Casco Histórico de Puerto Real (I)” (1326 palabras), 31.X.2015.
– “Roma en el Casco Histórico de Puerto Real (II)” (1778 palabras), 07.XI.2015.
– “Apuntes sobre una inscripción portorrealeña. El epígrafe de Optata Erennia” (4069 palabras), 21.XI.2015.
– “Presencia romana en Puerto Real. De nuevo en torno a Sacrana-Xarrana-Jarana” (2516 palabras), 05.XII.2015.
– “Sobre la interacción de los medios marítimo y terrestre y su papel en la economía de la Bahía de Cádiz en época romana altoimperial. Algunas notas” (I) (8078 palabras), 19.XII.2015.
– “Sobre la interacción de los medios marítimo y terrestre y su papel en la economía de la Bahía de Cádiz en época romana altoimperial. Algunas notas” (II) (5720 palabras), 26.XII.2015.
– “Barcas, botes y pateras en la costa portorrealeña hace dos mil años (I)” (5077 palabras), 30.I.2016.
– “Barcas, botes y pateras en la costa portorrealeña hace dos mil años (II)” (5726 palabras), 06.II.2016.
– “Presencia romana en el término municipal. Esteros, canales y caños (I)” (3365 palabras), 27.II.2016.
– “Presencia romana en el término municipal. Esteros, canales y caños (II)” (3342 palabras), 05.III.2016.
– “Presencia romana en el término municipal. Esteros, canales y caños (III)” (1514 palabras), 12.III.2016.
– “El Horno romano de El Gallinero (Puerto Real, Cádiz), año Cero (I)”, (2427 palabras), 18.VI.2016.
– “El Horno romano de El Gallinero (Puerto Real, Cádiz), año Cero (II)”, (2679 palabras), 25.VI.2016.
– “El Horno romano de El Gallinero (Puerto Real, Cádiz), año Cero (II)”, (4523 palabras), 02.VII.2016.
– “Fuentes clásicas sobre el territorio de Puerto Real. Algunas notas”, en (2007 palabras), 16.VII.2016.
– “Fuentes clásicas sobre el territorio de Puerto Real. Algunas notas (II)”, (2550 palabras), 23.VII.2016.
– “Las tierras del actual Puerto Real en la Mitología Clásica. Hesíodo, la Teogonía y las tierras de Puerto Real en el mito de Gerión” (2047 palabras), 17.IX.2016.
– “Retazos de Historia local: notas sobre el Puerto Real anterior a la Fundación por los Reyes Católicos (I)” (1822 palabras), 24.IX.2016.
– “Retazos de Historia local: notas sobre el Puerto Real anterior a la Fundación por los Reyes Católicos (II)” (2338 palabras), 01.X.2016.
– “Retazos de Historia local: notas sobre el Puerto Real anterior a la Fundación por los Reyes Católicos (III)” (2322 palabras), 08.X.2016.
– “Retazos de Historia local: notas sobre el Puerto Real anterior a la Fundación por los Reyes Católicos (IV)” (2005 palabras), 15.X.2016.
– “Reflexiones en torno a Sacrana-Xarrana-Jarana (I)” (3204 palabras), 29.X.2016.
– “Reflexiones en torno a Sacrana-Xarrana-Jarana (II)” (3081 palabras), 05.XI.2016.
– “Reflexiones en torno a Sacrana-Xarrana-Jarana (III)” (3382 palabras), 12.XI.2016.
– “Reflexiones en torno a Sacrana-Xarrana-Jarana (IV)” (2823 palabras), 19.XI.2016.
– “Naves mayores en el Litus Curense (I)” (2463 palabras), 03.XII.2016.
– “Naves mayores en el Litus Curense (II)” (2562 palabras), 10.XII.2016.
– “Naves mayores en el Litus Curense (III)” (2184 palabras), 17.XII.2016.
– “Naves mayores en el Litus Curense (IV)” (2418 palabras), 24.XII.2016.
– “Naves mayores en el Litus Curense (V)” (2422 palabras), 31.XII.2016.
– “Algunas consideraciones sobre la Arqueología local” (1845 palabras), 21.I.2017.
Referencias:
[1] A no confundir con la histórica “Casa de la Marquesita” (la casa de los marqueses de Montefuerte), sede hoy del Archivo Histórico Municipal como antes lo fuera de la Universidad Popular, y quién sabe mañana…
[2] Hemos tratado este tema con anterioridad en diversas ocasiones (no sólo en las páginas digitales de Puerto Real Hoy); señalaremos las referencias a los artículos de nuestra autoría publicados en esta misma serie que se acercan a esta cuestión de los yacimientos arqueológicos en el casco histórico y el término portorrealeño (desde una u otra perspectiva) infra, en un pequeño apéndice bibliográfico que añadimos al final.
[3] De la Carta Arqueológica de Puerto Real, que no entendemos por qué no se realiza tras haber recibido un notable impulso en los últimos tiempos, habría que ocuparse en algún artículo, lo que no descartamos.