La Historia no conoce divisiones naturales, ni en lo cronológico ni en lo temático ni en lo metodológico; son las convenciones diseñadas por los historiadores las que, herramientas imprescindibles -pero a la vez limitadoras- para la acción del profesional que debe analizar y comprender para explicar los hechos históricos, ponen sobre el tapete (dicho sea informalmente) las divisiones a las que estamos acostumbrados.
Así, desde la perspectiva de lo cronológico, artificiales y fruto de la convención son las divisiones que vienen siendo consideradas como “canónicas” en los grandes períodos históricos en los que estamos acostumbrados a contemplar el pasado, de manera que palabras y conceptos como los de “Prehistoria”, “Historia Antigua”, “Historia Medieval”, “Historia Moderna” o “Historia Contemporánea” no nos resultan en absoluto ajenos, los entendemos como propios de un paisaje al que estamos habituados, del que incluso formamos parte.
Otro tanto de lo mismo sucede con lo relativo a las “dimensiones” del objeto de estudio, o a su naturaleza; la Historia es una, ya se trate de estudios de naturaleza económica, política, patrimonial, artística…, se trata siempre de Historia, de una misma y gran disciplina: la que busca, con honestidad y entereza, la comprensión del pasado, su conocimiento y análisis, no como recreo erudito del historiador ni como fuente en entretenimiento culto para un público limitado, sino como medio de transformación de la sociedad mediante el conocimiento, pues sólo el conocimiento y su socialización podrán, un día, quizá, ser las herramientas de la transformación del género humano para bien, para mejor.
Y si ello es así para la naturaleza de los contenidos a estudiar, a considerar, otro tanto de lo mismo sucede con sus “dimensiones”, como decíamos hace unos instantes, pues no hay “historia pequeña”: todo el conocimiento del pasado merece una consideración uniforme, la misma seriedad a la hora de su estudio y el mismo entusiasmo a la hora de su difusión, de su divulgación, de su socialización.
Traemos estas breves reflexiones a colación al hilo de que se han cumplido ya dos años de los comienzos de nuestra colaboración con el digital “Puerto Real Hoy” en el terreno de la difusión histórica, de la divulgación de contenidos históricos sobre nuestro pueblo, Puerto Real.
El 12 de septiembre del año 2015 arrancó, así pues, esta serie dedicada a la Historia de Puerto Real, que sólo pretende acercarse a los lectores desde la perspectiva de la extensión y la socialización del conocimiento, de la mano de artículos breves de Historia, que no por ser de contenido local y de carácter divulgativo han de ser ni son menos rigurosos ni menos serios, enteros y honestos.
No por ser local la Historia es menos Historia, ni por abordarse temas de perfiles locales éstos han de ser tratados ni considerados (ya sea por el historiador que los dibuja, ya sea por el público que los atiende y los lee) como asuntos de una naturaleza menor.
Y a ese compromiso llevamos dedicando, como bien ha recogido este digital en más de una ocasión, nuestro esfuerzo desde hace años, desde hace décadas ya…, a la socialización del conocimiento, a la extensión tan horizontal como sea posible del análisis histórico, de la Historia, del dato, sí, pero también de la reflexión, del análisis, de algo más (queremos creer, al menos) que la simple secuencia y sucesión positivista de datos, cifras, números y palabras.
Hace no mucho, hace unas semanas, recogimos el listado de artículos que hemos venido publicando en “Puerto Real Hoy”, cuando se publicó el texto que completaba el primer centenar de los que hemos publicado, justamente, en esta serie que ahora ha cumplido ya los dos años de vida, que no es precisamente poco para una serie de estas características, de esta naturaleza; ese listado nos pone ante la muestra de lo que hemos venido tratando, desde la Arqueología y la Historia Antigua hasta lo más reciente, desde lo patrimonial hasta lo económico…
Y no renunciamos a seguir estudiando, a seguir leyendo, a seguir escribiendo, a seguir considerando nuestra Historia, nuestro pasado, como una fuente de información de primera mano, como una herramienta fundamental, de cara a la comprensión de nuestro presente y de cara a la construcción de, sí, nuestro futuro, como una sociedad más plena, más reflexiva, más crítica y, por ello, quizá, mejor dispuesta para muchas más cosas.
Gracias a estos artículos, hemos podido además entrar en contacto con lectores que nos han transmitido a su vez su conocimiento, sus datos, dándonos a conocer hechos, anécdotas, cuestiones que estaban fuera de nuestro alcance y a las que no habríamos tenido jamás acceso de no ser por su buena voluntad y por estos artículos que, es de señalar, han servido como cauce de comunicación, de interacción, entre dichos lectores y quien suscribe.
La divulgación histórica ha gozado, hay que decirlo, de una relativa buena salud en Puerto Real a lo largo de estas últimas décadas; prueba de ello es el hecho de que a lo largo de estos años hayan sido varios los historiadores que se han acercado a esta tarea, con una mayor o menor durabilidad y constancia en la labor, dejando huella de su empeño en la extensión del conocimiento, lo que ha redundado sin duda en beneficio del conjunto del cuerpo social portorrealeño, en beneficio de nuestra ciudad como conjunto.
Y esa buena disposición, siquiera haya sido temporal (más o menos intensa, según casos), de nuestros historiadores es una prueba de que la socialización del conocimiento es y ha de seguir siendo un compromiso irrenunciable para el profesional de la Historia: nada más íntimo del oficio de historiar que producir, que generar estudios y conocimiento sobre lo abordado, y ponerlo todo a disposición de los lectores, desde los investigadores al público en general, en la forma de trabajos (artículos, libros) científicos que recojan los frutos de la investigación pero también en la forma de trabajos divulgativos que ayuden a explicar las claves de nuestro pasado con la mirada puesta en la socialización del conocimiento, en su extensión horizontal en el cuerpo social.
La Historia de Puerto Real es, para quien esto escribe, un compromiso desde que recuerdo; y a ella hemos dedicado páginas de nuestro tiempo, de nuestro esfuerzo, con la convicción de que entre todos es posible llegar a un grado superior de conocimiento, a un mejor estado de la cuestión sobre nuestro pasado, sobre nuestra evolución en el tiempo como sociedad, como conjunto humano vivo en el tiempo, como cuerpo social portorrealeño.
Y desde que teníamos 17 años (cuando nos metimos en la entonces gran aventura del que fue nuestro primer trabajo, nuestro primer artículo de Historia presentado a un Congreso, el “II Certamen Nacional de Jóvenes Investigadores”, con otras dos compañeras como coautoras y uno de nuestros profesores como coordinador del trabajo) venimos trabajando en pro de la socialización del conocimiento (a veces, aunque parezca increíble, contra viento y marea…), sin afanes, sólo desde la convicción, desde la certeza, de que es un deber del historiador.
Y ahora se han cumplido dos años desde que las primeras palabras de esta serie aparecieron en el digital “Puerto Real Hoy”, el 12 de septiembre de 2015, como dijimos supra. Han sido no pocas las cabeceras, analógicas las más, digitales algunas, en las que hemos podido encontrar espacio para desarrollar nuestra labor, desde febrero de 1996 (cuando publicamos el primer artículo divulgativo sobre Historia de Puerto Real en la ya extinta cabecera del quincenal “Puerto Real Información”, en papel), y podemos decir sin faltar a la verdad que si bien en casi todas nos hemos sentido bien tratados, en “Puerto Real Hoy” hemos encontrado, tantos años después de nuestros primeros pasos, tantos como más de veinte años haciendo divulgación histórica, el mayor espacio de libertad del que hemos dispuesto jamás, de lo que queremos dejar constancia aquí y ahora.
Dos años: poco tiempo para unas cosas, y mucho para otras; para la divulgación histórica y la socialización del conocimiento, apenas un respiro. Y seguiremos respirando, pro bono commune, gracias a los lectores de este espacio para nuestra Historia que semana a semana trata de cumplir su compromiso con todos ellos. Y a todos ellos, de nuevo, muchas gracias.