En varias ocasiones anteriores hemos tratado ya acerca de la necesidad de contar con un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio en Puerto Real, un documento que sirva para vertebrar unas políticas públicas verdaderamente comprometidas y útiles en relación con el Patrimonio Cultural y Natural de Puerto Real, siendo al mismo tiempo un documento rector de la gestión cultural desde lo público, desde la administración local, en nuestra ciudad.
Puerto Real debería contar con un Plan Estratégico de este carácter, que sirviera como elemento rector de la conservación, la protección, la investigación y la divulgación de nuestro Patrimonio así como de “partitura” para la gestión cultural pública en la Villa, de manera que pudieran desarrollarse políticas públicas estructurales, con planificación y continuidad, llegando más allá de acciones puntuales, aisladas o independientes entre sí y dando mayor coherencia a las líneas de acción estructurales que ya existen.
Al mismo tiempo, un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio daría curso a la participación ciudadana pues en la redacción de este tipo de documentos ha de participar la ciudadanía, contribuyendo así a dar forma a un texto que verdaderamente pueda considerarse como una herramienta participativa, viva y revisable, actualizable con vistas a ser adaptada a la realidad ciertamente estable si bien siempre en movimiento (es de esperar) de una ciudad.
Traemos de nuevo a colación este argumento al hilo de haber escuchado y leído demasiado en estos últimos (y candentes) días sobre presuntos “programas culturales” a desarrollar a futuro (con programación prevista con carácter anual, incluso), unos “programas culturales” que, por lo escuchado y oído, no son tales, sino acciones festivas (una vez más vemos que se cae en el error de confundir Cultura -el todo- con las fiestas -una pequeña parte del todo), algo que de ningún modo puede ser considerado en sí mismo como un auténtico programa cultural y que parece no contemplar nada (ninguna medida, ninguna línea de acción) en relación con el Patrimonio Cultural y Natural, con su gestión para la ciudadanía y con la socialización de sus valores en el seno del cuerpo social, con especial atención a los más jóvenes así como a los mayores que, no se olvide, atesoran un conocimiento y una memoria sobre la Villa que debe ser conservada para las futuras generaciones de portorrealeños.
Hemos ya publicado aquí, en esta cabecera, a lo largo de estos últimos años (no traeremos a colación ahora bibliografía nuestra más antigua sobre el asunto) tres artículos sobre este particular, a saber: “Sobre la oportunidad de un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio en Puerto Real (I)”, aparecido el 21 de diciembre de 2019; “Sobre la oportunidad de un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio en Puerto Real (II)”, publicado el 3 de enero de 2020 y “De nuevo… Sobre la oportunidad de un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio en Puerto Real”, que viera la luz el 30 de octubre de 2021.
Ciertamente no es uno tan ingenuo como para pretender que se atienda a las propuestas que se hacen dentro y fuera de estos párrafos, de estas páginas virtuales, pero también es cierto que los ciudadanos no debemos resignarnos: entre nuestras responsabilidades cívicas está el obrar en consecuencia con nuestra conciencia, especialmente en lo que tiene que ver con nuestro ámbito de conocimiento, con nuestro ámbito profesional.
Precisamente por ello reasumimos aquí y ahora las ideas que hemos expuesto ya, siempre desde un espíritu constructivo y positivo, con anterioridad, en relación con la necesidad (antes era oportunidad, ahora ya es necesidad nos atrevemos a decir) de contar con un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio, porque Cultura es una rabiosa necesidad social, porque Cultura es una fuente de bienestar, porque Cultura es una herramienta de expresión y de construcción de la ciudadanía, ahora que -como siempre- algunos siguen confundiendo el todo con la parte, o, simplemente, teniendo poca idea.
Decíamos que una de las cuestiones esenciales a considerar a la hora de trabajar en materia de gestión del Patrimonio Cultural y Natural en Puerto Real es la verdadera necesidad de contar con un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Puerto Real (proponíamos el nombre de “PECuP”, que utilizaremos en adelante), un Plan que sirva como guía de acción (a estas guías de acción las venían llamando “hoja de ruta”…) de cara al diseño, la planificación y la implementación de políticas públicas de gestión del Patrimonio Cultural y Natural (en adelante “PCN”, cuando necesario) de nuestro rico y extenso término municipal.
De hecho, en diferentes ocasiones se han producido noticias relativas a diversos intentos de implementación de un tal Plan Estratégico de la Cultura -o del Patrimonio Cultural- en Puerto Real, intentos impulsados en buena medida desde la administración local pero que no se han resuelto aún materializándose en el desarrollo de esa herramienta de planificación y gestión (cultural, patrimonial, urbanística igualmente -puesto que los bienes del patrimonio natural e histórico -caso de los yacimientos arqueológicos- vienen a guardar una estrecha relación con las claves de la gestión del urbanismo de una ciudad) que vendría a ser un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Puerto Real.
En este sentido recordaremos el proyecto de evaluación de las políticas culturales en Puerto Real (que no es un Plan Director o Estretégico en sí, sino una evaluación de lo precedente) desarrollado desde la Universidad de Cádiz, titulado “DOSMIL3ESTRATEGIAS” (en el que tuvimos la ocasión de participar) [https://rodin.uca.es/bitstream/handle/10498/14198/31382629.pdf?sequence=1&isAllowed=y] así como la noticia de mayo de 2017 (que no pasó de ahí), hace ahora seis años, de la voluntad de implementar un Plan Estratégico de esta naturaleza [https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/plan-recuperar-conservar-patrimonio_0_1134786958.html] desde la administración municipal portorrealeña de ese entonces.
Igualmente resulta oportuno mencionar el proyecto generado desde el Ayuntamiento de Puerto Real hace unos años (2016) de cara a la implementación de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) en nuestra localidad (véase en la red http://www.famp.es/export/sites/famp/.galleries/documentos-edusi/documentos-edusi-sevilla/Puerto-Real-Proyecto.pdf), documento en el que se recogían las bases de una potencial planificación estratégica integral orientada hacia este segmento patrimonial en la ciudad y su término municipal desde las premisas de un marco teórico participativo, documento que -pese a todo- no parece haber pasado del papel a la práctica con demasiado éxito.
Señalaremos de nuevo que de cara a la gestión integral del Patrimonio y a la gestión cultural, es imprescindible el trabajo a tres niveles; de una parte, el nivel ordinario y cotidiano del día a día de la gestión; de otra, lo que atañe a la programación del trabajo, un nivel que atiende al medio plazo (en un contexto como el de la gestión pública, especialmente sujeto a las cadencias y los ritmos de los propios procedimientos administrativos); y de otra parte el no menos imprescindible trabajo en el nivel de la planificación, que será la que defina las líneas maestras a seguir en el rango del largo plazo, que es el que debe a su vez definir las grandes líneas de acción en materia de gestión cultural y patrimonial [https://revistas.uca.es/index.php/periferica/article/view/4909]. La acción combinada del trabajo diario, de la programación y la planificación deberá estar regida por las referidas líneas maestras contenidas en este último nivel, el de la planificación, que deberá ser la base sobre la que se dirijan las acciones desarrolladas en el tramo de la programación, las cuales deberán formar la espina dorsal de la acción cotidiana de la gestión en materia de Patrimonio (PCN) [véase por ejemplo la necesidad de la Planificación patrimonial en lo que atañe a las energías renovables: https://icomos.es/wp-content/uploads/2022/10/GUIA-BP-RENOVABLES-Y-PATRIMONIO-CULTURAL-ICOMOS-ESPANA.pdf].
De este modo y de acuerdo con lo anterior, podría plantearse un esquema sucinto, sencillo, de acuerdo con las siguientes premisas:
1. Planificación |
Grandes líneas maestras de la gestión |
Desarrollo a largo plazo |
2. Programación |
Trazado de acciones concretas |
Desarrollo a medio plazo |
3. Gestión diaria |
Implementación de Planificación y Programación (así como de acciones e iniciativas que se desprenden de elementos externos a los gestores) |
Desarrollo cotidiano |
Se trata de cuestiones esenciales a la par que elementales, que todo gestor cultural y patrimonial (y no sólo hablamos del ámbito de la Cultura y el Patrimonio: son cuestiones que atañen a la gestión en general y no sólo a la patrimonial y cultural) conoce y aplica -o trata de aplicar- en su labor cotidiana, pero que no está de más traer a colación en este breve, brevísimo, texto en el que no pretendemos presentar claves definitivas, sino simplemente volver a apuntar líneas de acción imprescindibles de cara a la mejor gestión del Patrimonio Cultural y Natural de (y en) Puerto Real, de acuerdo con las premisas de la UNESCO [recogidas y expresadas por ICOMOS, el Comité Internacional para los Monumentos y los Sitios, por ejemplo en los trabajos presentados a su último encuentro celebrado en 2022 en Cartagena, España: http://ocs.editorial.upv.es/index.php/icomos_es/Icomos2022/paper/viewFile/16854/7727].
Volviendo al imprescindible Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Puerto Real, señalaremos que en primera instancia se hace necesaria (de nuevo emplearemos la palabra “imprescindible”, porque la cuestión lo implica en realidad) la elaboración de un Documento de Formulación del Plan que, desde la perspectiva de la Cultura como generadora de empleo en el marco de un paradigma de economía sostenible (o “Economía Azul”) [https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/que-es-la-economia-azul-y-por-que-es-tan-importante] [https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/areas-tematicas/economia-azul/que-es-economia-azul], se apoye sobre algunos puntos esenciales que podrían ser como los que desarrollamos a continuación.
En primer lugar podemos señalar que el Plan debería desarrollar una idea fuerza principal sobre la ciudad (un elemento vertebrador en torno al cual se vehiculen los diferentes aspectos del mismo), como en otros planes de otras ciudades; este elemento vertebrador puede vascular sobre la idea de Puerto Real como Factoría Cultural al tiempo que Ciudad Patrimonial, aunando de este modo los elementos económicos (Factoría, concepto que rescata la noción de “Factoría” tan ligada a la Historia y la identidad más íntima de Puerto Real gracias a su íntima vinculación con Matagorda y la construcción naval -así, recordemos cómo se ha hablado siempre de la “Factoría de Matagorda”). Esta idea debe girar en torno a la oportunidad y la bondad de resaltar los valores patrimoniales de la ciudad, esto es, el Patrimonio Cultural y Natural de la ciudad, como señas identitarias de la ciudadanía portorrealeña. Desarrollar esa idea fuerza de manera armónica con la ciudadanía habría de ser uno de los objetivos prioritarios del Plan.
En segundo lugar, resulta esencial conseguir reforzar la revitalización del Patrimonio local como herramienta económica, social y cultural que revierta en un beneficio (siempre potencial y siempre efectivo en el largo plazo) para la ciudad, un beneficio en lo estético (no nos referimos a lo formal externo al hablar de estética de las cosas) como también en lo cultural y patrimonial y, por añadidura, en lo económico (y no sólo se trata de atraer -desde una perspectiva cuantitativa- turismo de acuerdo con un modelo ya tradicional -y convertido hasta cierto punto en un peligro- del turismo cultural-patrimonial), con ejes como el casco histórico monumental, la rehabilitación y conservación patrimonial así como la creación de nuevos equipamientos culturales, y en especial mediante la puesta en funcionamiento de los imprescindibles programas de socialización del conocimiento y de fomento en materia patrimonial de los horizontes generales de la ciudadanía, así como mediante el refuerzo de los programas acaso existentes y, en su caso, en curso.
Igualmente y como señalamos resulta más que necesario hacer hincapié (y no sólo desde un punto de vista teórico) en la puesta en valor como herramientas económicas activas de los elementos basales (de las piezas fundamentales) del Patrimonio de Puerto Real de manera que se puedan constituir verdaderamente como elementos culturales -y por ende económicos- de singularidad (y funcionalidad económica) especial, algo que atañe tanto a aquellos elementos de naturaleza cultural como a aquellos de naturaleza medioambiental y natural, yendo los unos de la mano de los otros dadas las muy especiales características de nuestro entorno, sin olvidar el peso y papel del Patrimonio Inmaterial en el conjunto del tesoro patrimonial local, con elementos históricos y antropológicos como la Carrera de Indias, la construcción naval o la pesca y su tradición en Puerto Real hasta la actualidad, con su derivada gastronómica.
Una premisa habrá de ser, como apuntábamos brevemente supra, la del turismo sostenible como objetivo irrenunciable que aúne la desestacionalización y la sostenibilidad del propio turismo como actividad económica, integrando activamente en el ámbito de esta actividad económica la perspectiva del turismo patrimonial como uno de los valores económicos de la ciudad, partiendo más de unas premisas que apuesten por los elementos cualitativos que por los meramente cuantitativos a la hora de poner en valor y llegar a desarrollar como tal un modelo de turismo patrimonial en el ámbito local portorrealeño.
En el desarrollo de las premisas del Plan habrá de ocupar lugar destacado el ámbito de los espacios históricos como ámbito de pleno interés en sí mismo a la hora de implementar políticas públicas de gestión del Patrimonio, pues, por ejemplo, las conmemoraciones pueden ser oportunidades -de naturaleza y contenidos multiformes- para desarrollar líneas de acción diferentes y complementarias (desde la perspectiva de los destinatarios, de los públicos interesados o cautivos, de las acciones a implementar, de las tareas a realizar, de los posibles objetivos económicos a desarrollar, de la creación de alianzas y sinergias entre los ámbitos públicos y entre éstos y el ámbito privado de la actividad económica local y supralocal…) que encuentren acomodo en el eje espacio-tiempo que marca cada conmemoración en sí misma (con sus posibles y nada desdeñables líneas de interacción y proyección con el exterior a la propia localidad en cuestión), atendiendo asimismo a los espacios patrimoniales y monumentales (sitios y monumentos, de acuerdo con las categorías UNESCO) como elementos identitarios singulares.
En este sentido aparecía en el horizonte local -un horizonte ya más que inmediato, además- el Bicentenario de la Defensa del Trienio Liberal y la Constitución de 1812 en El Trocadero, con la Conmemoración que desde hace años veníamos planteando que había de vertebrarse en torno al eje cronológico “1820-1823/2020-2023” y el papel fundamental ejercido por Puerto Real como referente en la Historia del constitucionalismo español y europeo, atendiéndose a la realidad cultural y patrimonial de la ciudad, y con la Historia y el Patrimonio locales como una potente seña de identidad de la ciudadanía portorrealeña, como un destacado elemento de singularidad que sirve a su vez como herramienta de proyección nacional e internacional de Puerto Real al insertar a la localidad en el contexto general de la construcción de la Democracia occidental y el constitucionalismo democrático en el continente europeo. Quizá no se haya hecho lo suficiente en esta cuestión…
Igualmente será de considerar con empeño el valor (ecológico y cultural) del Patrimonio Natural de la Bahía de Cádiz, con elementos sustanciales en el término portorrealeño tales como el mismo contexto de El Trocadero, el Parque de los Toruños, el río San Pedro, el Pinar de La Algaida, el Pinar de Las Canteras, la Zona Endorreica de Puerto Real (entre otros espacios), y el ámbito natural global del propio territorio de Puerto Real entendido en su conjunto, en general, desde la Antigüedad…, contemplando además la vinculación entre Patrimonio Natural y Patrimonio Cultural, insistimos, como un binomio de todo punto inquebrantable en el ámbito patrimonial portorrealeño.
Otra cuestión a tener en cuenta en el Plan Estratégico habría de ser fomentar el incremento de la integración con el horizonte universitario desde un punto de vista tanto institucional como físico, material. Estudiar espacios administrativos y materiales de los que se pueda servir la universidad (especialmente la de Cádiz, sin perjuicio de otras…) para posibilitar la implementación de actividades y programas de investigación, el desarrollo de proyectos de I+D y así como la proyección de Puerto Real como Factoría Cultural y como Ciudad Patrimonial.
En este contexto del fomento del ámbito educativo y formativo -de la mano del ámbito patrimonial natural como cultural- a todos los niveles será de considerar en el marco del Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Puerto Real (PECuP), el refuerzo de los espacios (físicos, intelectuales, organizativos) para la educación, la cultura y el encuentro ciudadano.
Otras cuestiones a tener en cuenta igualmente de cara a su inclusión en el PECuP serían la consideración de la potencialidad de las líneas de mecenazgo y de financiación (públicas y privadas) de la actividad cultural en la ciudad, así como la posibilidad de búsqueda de alianzas con otras ciudades ribereñas de la Bahía de Cádiz, con la idea de dar forma a este espacio como un “camino de la Cultura”, como un marco de integración de la ciudadanía y los ámbitos públicos y privados a un nivel supralocal de cara al fomento de la cooperación cultural.
Las señaladas son algunas cuestiones básicas, elementales, a ser consideradas en el desarrollo de un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Puerto Real (PECuP) que pueda beneficiarse de los diferentes jalones de trabajo previamente realizado, unas cuestiones que atañen a las que podrían ser algunas de las líneas maestras de dicho Plan, unas líneas que se articulan en torno a los dos pilares patrimoniales de la Villa y su término municipal, el Patrimonio Natural y el Patrimonio Cultural, la imbricación entre ambos y la interacción entre la ciudadanía y dichos pilares patrimoniales a lo largo de los siglos tanto como en el momento presente.