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jueves, 19 diciembre, 2024
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Historia de Puerto Real: Pensando la Real Villa (VII)

Venimos considerando en los últimos artículos de esta serie cómo la Villa de Puerto Real tiene en la traza en forma de tablero de ajedrez (o trama hipodámica) de su casco viejo una de sus señas de identidad más señeras; esto singulariza y distingue al casco histórico de la localidad, y no es consecuencia de capricho o de circunstancias azarosas, como es bien sabido.

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En ello hemos querido profundizar a lo largo de los párrafos precedentes, ya que es algo que se encuentra íntimamente ligado a la propia existencia de la Real Villa, que ya nació con dicho diseño, y ello por una serie de motivos que hemos querido abordar –como decimos- en los textos anteriores de esta serie, que ha querido ocuparse de las causas, de las razones profundas que subyacen bajo esta singularísima trama ortogonal de nuestras calles más, como decimos, señeras y sobre ello volveremos hoy recapitulando acerca de algunas de las cuestiones esenciales sobre la Fundación de la Villa, y que hemos abordado en líneas precedentes, a modo de recapitulación para los lectores.

Hemos mencionado cómo esta circunstancia es un reflejo directo de las intenciones y el ánimo de la Corona de Castilla, fundadora de la Real Villa en junio de 1483, estando la Monarquía Hispánica íntima y fuertemente volcada con el nuevo espíritu reformista que llegaría a Europa de manos del Renacimiento, extendido fuera de las fronteras de Italia a lo largo del siglo XV.

Puerto Real tiene unas razones de ser que, como hemos ya abordado en varias ocasiones precedentemente tienen todo que ver con las necesidades geoestratégicas de la Monarquía Hispánica durante el reinado de los constructores de dicho edificio imperial, los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón[1].

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Boda de los Reyes Católicos
Boda de los Reyes Católicos

Puerto Real surge como consecuencia de, al mismo tiempo, la necesidad y la voluntad de la Corona de afirmar su autoridad contexto, el de la Bahía y el Golfo gaditanos, un marco geográfico donde la nobleza (casas como las de los de la Cerda, los Guzmán, los Ribera, los Ponce de León…) se había adueñado (ya fuera merced a sus servicios al Estado o ya fuera, como en algunos casos, incluso por usurpación de la soberanía real, como hicieron los Ponce de León con la ciudad insular de Cádiz y su marquesado) con la parte del león de la zona así como con los más relevantes núcleos habitados de la mencionada y gran región, como El Puerto de Santa María (señorío de los de la Cerda) o Sanlúcar de Barrameda (señorío de los Guzmanes).

La Villa de Puerto Real es hija de las necesidades de la Corona de Castilla, que segregará en 1483 la nueva población del gigantesco alfoz (territorio) de Jerez de la Frontera, el cual contaba con una fachada costera que permitía al gran realengo jerezano disponer de acceso directo al océano (además de la vía de comunicación fluvial que proporcionaba a Jerez asimismo el río Guadalete; el término municipal de Jerez se acercaba al océano Atlántico por las tierras del actual solar portorrealeño, con pagos como los de Jarana, La Argamasilla (ocupado por el casco viejo de Puerto Real), Trocadero, Matagorda o La Cabezuela. El río Guadalete contaba en tiempos de la Fundación de la Real Villa con una doble desembocadura, con un brazo norte que desembocaba por tierras de El Puerto de Santa María y con un cauce sur (convertido desde el siglo XVI en el moderno río San Pedro, tras ser separado por mano humana del curso principal del río y perder su condición fluvial) que discurría (y que desembocaba) por tierras que con anterioridad a 1483 eran jerezanas y que después de la Fundación de la Villa serían portorrealeñas.

Las necesidades geoestratégicas de la Corona de Castilla de cara a mantener bajo su control este ámbito costero de forma eficaz llevarían a la reina Isabel I a crear una puebla nueva (la Villa de Puerto Real) segregándola de la ribera marina del alfoz de Jerez, dotando a dicha línea costera de un retroterra de notables dimensiones y un término municipal bien extenso, y coronándola con la Fundación de la Realenga Villa (como gustaba nombrarla D. Antonio Muro) de Puerto Real, el casco urbano de la cual se situaría sobre el pago llamado de “La Argamasilla”, en un marco dotado de unas buenas condiciones de seguridad, en el saco interior –el meridional- de la Bahía de Cádiz, bien comunicaco con las salidas al mar de la Bahía (la septentrional por Cádiz y la meridional por los Caños de Zurraque y de Sancti Petri), al tiempo que bien emplazado respecto a los pagos de Jarana -al Sur y al Este- y de El Trocadero, La Matagorda y de La Cabezuela -al Norte y al Oeste de La Argamasilla.

Plano de la Bahía de Cádiz
Plano de la Bahía de Cádiz

Tales necesidades de la Corona castellana se harían aún más acuciantes debido a los repetidos intentos de D. Rodrigo Ponce de León “el Viejo” (conde de Arcos de la Frontera y marqués de Cádiz toda vez que había usurpado el marquesado gaditano -y dicha ciudad- a la Corona reinando el hermano y predecesor de Isabel la Católica, Enrique IV) por hacerse con varios de los pagos de nuestra zona hasta entonces (hasta 1483, a la Fundación de Puerto Real) pertenecientes al alfoz jerezano (D. Rodrigo Ponce intentaría cuando menos dos veces, en 1480 y 1481, de hacerse con los pagos hoy portorrealeños de La Cabezuela, Matagorda y El Trocadero por la fuerza desde Cádiz, lo que sería frenado también por la fuerza por la ciudad de Jerez de la Frontera (a la que pertenecían entonces los citados pagos litorales en la actualidad pertenecientes a la Villa portorrealeña), que impediría dicha ocupación.

Y como hemos visto en artículos precedentes todos estos condicionantes y avatares, junto a la necesidad del Estado de disponer de un puerto marítimo tras la pérdida de Cádiz (durante la usurpación de aquella ciudad por los Ponce) habrían de llevar a la Fundación regia de Puerto Real, creando de ese modo un núcleo de población frente a la isla gaditana con vistas a impedir más intentonas de ocupación de cualquier pago de estas orillas continentales de la Bahía de Cádiz por la muy poderosa familia Ponce de León.

Rodrigo Ponce de León
Rodrigo Ponce de León

Estas cuestiones de notable calado en lo relativo a los equilibrios de poder en el contexto del Golfo de Cádiz irían de la mano con otras motivaciones geoestratégicas como la relativa a la política ultramarina (ultraoceánica, mediterránea, africana y americana, e incluso asiática) de la Monarquía Hispánica, una geoestrategia que cabe tildar de global a partir de 1492 y que estaría estrechamente relacionada con las causas más sólidas de la Fundación por la Corona castellana de la Villa portorrealeña, que habría de desempeñar un papel muy relevante en dicha geoestrategia hispánica desde su misma creación, y todo ello desde con un espíritu diferente del que guiaría la fundación de pueblas, villas y ciudades en la Castilla de tiempos anteriores y de pleno medievales, un espíritu que se traduciría y se haría visible en la trama ortogonal, hipodámica, del casco urbano de la nueva Villa, que respondería a un espíritu ya enteramente renacentista. Y retomando dicho argumento a modo de recapitulación de lo dicho hasta ahora cerraremos esta serie en el próximo artículo de la misma.

REFERENCIAS

[1] A esta cuestión, como ya hemos recordado antes, nos hemos acercado de diversas maneras en varias ocasiones precedentes, como en la conferencia titulada “Puerto Real en la geoestrategia global de Castilla en el siglo XV”, que impartimos en las Jornadas Culturales organizadas por la peña “Panaderos” en Puerto Real el 29.11.2016; también nos hemos aproximado a este tema por escrito, como en nuestro trabajo “Notas sobre la Fundación de Puerto Real en la geoestrategia de la Corona de Castilla a fines del siglo XV”, un artículo publicado en “Puerto Real Hoy” el 28.01.2017 (https://www.puertorealhoy.es/notas-sobre-la-fundacion-de-puerto-real-en-la-geoestrategia-de-la-corona-de-castilla-a-fines-del-siglo-xv/).

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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