En los últimos artículos publicados venimos contemplando los contenidos de un folleto divulgativo sobre la Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián de Puerto Real y los tesoros artísticos y patrimoniales que alberga dicho monumento, cuando -en el presente año 2021- se cumplen 25 años de la publicación de dicho trabajo por el Ayuntamiento de la Real Villa, un trabajo que contaría, como hemos señalado en los anteriores artículos, con textos de quien suscribe estos párrafos y J.M. Alcedo así como con fotografías de P. Lima y con diseño a cargo de M. Alburquerque; dicho políptico saldría de las prensas Ingrasa y contaría con el respaldo económico de Unicaja y de EPRESA.
Dicho trabajo divulgativo, que buscaba acercar a los lectores los contenidos y características patrimoniales, históricas y artísticas del gran templo portorrealeño, sería editado por el Consistorio local en 1996 con motivo del cincuentenario de la reapertura de la Prioral (reapertura que se produjo en el año 1946), tras las graves secuelas que este monumento dejarían los primeros momentos de la Guerra Civil, en julio de 1936; su título es el de “Iglesia Prioral de San Sebastián. Cuatro siglos de Privilegio Real”.
Saben los lectores que vienen siguiendo esta serie que este políptico cuenta con cinco apartados o capítulos, principiando con una introducción histórica general sobre la Prioral, a la que siguen cuatro espacios singulares, dedicados a la “Arquitectura”, la “Escultura”, la “Orfebrería” y la “Pintura” del edificio; el folleto contiene un total de catorce fotografías de diversas obras artísticas de entre las que conforman el tesoro artístico y patrimonial de la iglesia Mayor Prioral de San Sebastián de Puerto Real.
Con esta pequeña serie de artículos dedicados a reflejar y volver a sacar a la luz los contenidos de dicho trabajo de hace un cuarto de siglo buscamos llevar a los lectores dichos contenidos (y la existencia en sí de este trabajo, como elemento integrante de nuestra Historiografía local) cuando, como hemos señalado supra, se cumple un cuarto de siglo desde que fue redactada esta aportación, obra de juventud de los autores, sobre un monumento fundamental de la Real Villa; por mor del respeto a la propia obra hemos presentado esos contenidos tal y como fueran redactados y como se publicaron originalmente, a finales del pasado siglo XX. Una vez más diremos que -tras la publicación de este breve trabajo- seguiríamos trabajando sobre la historia de la Prioral de San Sebastián, avanzando en el conocimiento sobre dicho monumento (creemos que para el bien común), como hemos señalado en los anteriores textos de la presente serie.
En los artículos de las anteriores semanas hemos traído a estos párrafos los varias secciones de este trabajo, como el capítulo introductorio del mismo, que se ocupa como sabemos de cuestiones históricas generales del templo, el cual da comienzo al políptico y se titula “1946-1996. Iglesia Prioral de San Sebastián. Cincuentenario de reapertura”, así como los apartados que le siguen, como el de “Arquitectura” y el de “Escultura”.
En el presente texto nos ocuparemos de los contenidos del capítulo dedicado a la “Orfebrería” en este políptico, apartado que contiene una fotografía de la gran Custodia mexicana barroca de esta iglesia y otra mostrando un copón y unas vinajeras que forman parte así mismo del tesoro artístico y patrimonial del templo Prioral portorrealeño.
Como hiciéramos en la entrega anterior y con vistas a aligerar la lectura, hemos sustituido también en este texto algún punto y seguido por punto y aparte. A este respecto habrá que decir que el formato del propio folleto marcó (como es habitual) los ritmos tanto del número de palabras empleado en el mismo como de la disposición de los párrafos; al componer estos artículos, 25 años después de la redacción primera del trabajo, hemos podido recordar cuán ardua resultó en algunos momentos la tarea de elegir las palabras a emplear, no sólo por la necesaria precisión de las mismas, sino por la necesidad de aunar lo formal con lo estético sin por ello perder peso y profundidad en el propio texto compuesto, todo ello atenazada además la redacción hasta cierto punto por el límite del espacio disponible (ello explica, por ejemplo, el aparente abuso de las abreviaturas en el texto, algo que obedece a las razones de espacio que venimos exponiendo). Honestamente he de señalar que creo, hoy más aún que hace un cuarto de siglo, que se hizo un trabajo digno que fue, además, pionero en la materia tratada.
Pasamos ahora a reproducir los contenidos de la referida sección de “Orfebrería” del políptico sobre la Prioral de San Sebastián que nos viene ocupando desde hace unas semanas.
Obra también en posesión de la parroquia una buena colección –aunque muy memada y expoliada por los desastres sucedidos a lo largo de más de cuatrocientos años de historia- de piezas de orfebrería, cuya enumeración requeriría un estudio profundo y minucioso. Entre todas, la más destacable sin duda es la valiosísima custodia del Corpus; esta obra anónima mexicana del siglo XVII realizada en filigrana de plata y piedras preciosas -0’70 m. de altura- es única en su género –no sólo en España, sino incluso en América- junto con otra de similares características que se encuentra en el Santuario de Ntra. Sra. de las Nieves, en Santa Cruz de la Palma (Canarias); se trata de una magna pieza de estructura poligonal desde la peana hasta la base del expositor, en la que destaca la abundancia de cresterías, molduras y perfiles de acusado indigenismo que delatan su procedencia.
Varios son los cálices que se guardan en la Sacristía; uno barroco en plata de 0’24 m. de altura fechado en 1785, donación de D. Juan Simón Martines Aparicio; dos anónimos con decoración barroca de 0’23 y 0’24 m. de altura, uno con detalles rococó en plata de 0’25 m. de altura y otro en plata sobredorada de factura neoclásica con la inscripción “G. Episcopus Gaditanus D.O. Antonio Plaza”. Entre los copones destacan uno barroco en plata sobredorada –muy decorado y con una curiosa base estrellada- y otro neoclásico en el mismo metal de gran tamaño (0’36 m. de altura) con decoración a base de cuentas.
De gran interés también es un juego de vinajeras con su respectiva bandeja y un precioso guardaformas en su centro con riquísima decoración a base de formas vegetales y marañas; este conjunto de piezas realizadas en plata conserva punzón de R.G. Ripoll y Merino con león. Piezas barrocas son un incensario de 0’27 m., un atril bellamente decorado, una naveta de 0’11 m. con la inscripción del Xrismón -símbolo griego de Cristo- dentro de un círculo y un cesto atributo del Niño Jesús del grupo de la Sagrada Familia, todas estas piezas en plata. Obra anónima neoclásica y en el mismo material es un acetre de 0’18 m. con su correspondiente hisopo.
También destacables son una serie de piezas distribuidas por la iglesia; la orla y el báculo de San José de la Sagrada Familia –obra de fines del S. XVIII-, una corona imperial y un corazón con los siete puñales –en plata sobredorada y con piedras preciosas del S. XVIII- que pertenecieron a la antigua Virgen de los Dolores de los Servitas y que en la actualidad ostenta la Virgen del Mayor Dolor de la cofradía del Nazareno-, una corona de espinas en plata del Señor Chiquito que se encuentra en la Sacristía (S. XIX), las potencias del Niño Jesús de la Sagrada Familia, y los atributos del Dulce Nombre de Jesús –potencias, cruz con corona de espinas y bola- en plata sobredorada. Por último destacar un magnífico cáliz barroco en plata sobredorada con abundante decoración –que se custodia en las dependencias de la Hermandad Del Nazareno- que representa en su base a los cuatro evangelistas, el sagrario de la Capilla Sacramental en estilo barroco con representación en su puerta –en relieve- de los Desposorios místicos de Sta. Catalina, y las lámparas de platería que portan los ángeles ceriferarios que custodian esta capilla.