El 25 de mayo de 2019, hace ahora dos años y medio, en el artículo que constituía el número 186 de esta serie dedicada a la Historia de Puerto Real (y así denominada) que venimos publicando en estas páginas virtuales de “Puerto Real Hoy” nos acercábamos a la necesidad a todas luces evidente en Puerto Real de contar con una Carta Patrimonial, un documento público a la vez catálogo, inventario y herramienta de trabajo sobre nuestro Patrimonio Cultural (histórico, arqueológico, artístico, monumental, inmaterial…) y Natural.
No contábamos entonces, en 2019, ni contamos tampoco por ahora, ya en 2022, con tal herramienta -una Carta Patrimonial- en Puerto Real, cuyo término municipal se encuentra en un contexto verdaderamente singular y privilegiado en lo que se refiere a las cuestiones patrimoniales tanto naturales como culturales y antrópicas.
Es imprescindible -a la par que encomiable cuando se hace- la intervención en materia de protección, conservación, investigación y difusión sobre los elementos del Patrimonio, tanto del natural como del cultural. Pero resulta aún más necesario el desarrollo del trabajo de manera planificada e integral, un trabajo en materia patrimonial que pueda llevarse a cabo no de manera puntual (incluso esporádica) sino de forma estructural y por ende continuada, de manera que se garantice la acción sostenida en el tiempo sobre el Patrimonio.
Trabajo estructural y planificación, son, pues, imprescindibles de cara a una buena gestión del Patrimonio Cultural y Natural desde lo público, y ello pasa no por acciones más o menos puntuales (por más que bien intencionadas o mejor ejecutadas), cuya sostenibilidad sin trabajo estructural y sin estructuras de trabajo (y no es un juego de palabras) se verá siempre comprometida, por no decir que se verá en peligro; véanse por ejemplo en este sentido los casos del Real Carenero o de la Noria de Autrán, se diría que si no dejados a su suerte sí convertidos en una suerte de asignatura pendiente, al menos por el momento, al menos desde hace años, en Puerto Real.
Citamos ambos casos patrimoniales (Autrán y Real Carenero) porque fueron objeto de sendas intervenciones de recuperación hace ya años, unas intervenciones a las que no han seguido soluciones de gestión que se hayan revelado válidas (o que hayan llegado más allá del terreno de las intenciones) de cara a la preservación, la puesta en valor y el disfrute social de dichos señeros monumentos de la localidad, por no hablar de otros elementos patrimoniales portorrealeños como los del entorno y contexto de El Trocadero, faltos hasta la fecha de un plan integral de acción y gestión, pese a la inmediatez de la Conmemoración en puertas, por la que quien suscribe viene abogando, en público y en privado, desde hace años.
Una Conmemoración, la del Bicentenario de los Hechos del Trocadero, cabe señalar, que observamos parece que se quiere ahora centrar en la Defensa de las Libertades y el Constitucionalismo y no en el mero hecho de la batalla sucedida en agosto de 1823, por lo que nos felicitamos. Es ése el perfil que entendíamos debe tener esta histórica Conmemoración desde que comenzamos (hace ya varios años) a tratar de promoverla: el de una celebración que se centre no en los aspectos puntuales de un hecho bélico entendido como algo aislado, sino en los aspectos profundos de la Defensa de las Libertades y el Constitucionalismo en la Europa de principios del siglo XIX, con la puesta en valor de las conexiones internacionales de una situación, la del final del gobierno del Trienio Liberal de 1820-1823, que sirva para explicar y ubicar de manera más completa y adecuada los Hechos de 1823 en El Trocadero en su verdadero contexto histórico, que sobradamente trasciende lo local sin desmerecerlo.
Retomando el argumento central de estos párrafos, diremos que precisamente por esta necesidad de trabajar más allá de algunos impulsos puntuales (sin duda bienvenidos si bien ejecutados, en cualquier caso) se hace aún más acuciante, con vistas a poder implementar una acción de trabajo sobre el Patrimonio que verdaderamente sea estructural, comenzar por el desarrollo de una Carta Patrimonial de Puerto Real que sirva como sustento de las estructuras de gestión necesarias para, a su vez, el desarrollo de un trabajo verdaderamente permanente y estructural sobre el Patrimonio Cultural de Natural de la Real Villa.
Por todo lo expresado, volvemos a traer de nuevo ahora, al calor de estos razonamientos y de esta visible necesidad, los párrafos que sobre esta cuestión publicábamos hace ya dos años y medio en esta misma cabecera, con sólo algún retoque formal (poco más que la corrección de algún lapsus calami o errata que entonces se nos escapase, párrafos que recogemos a continuación.
El ser y el estar de una comunidad humana en el mundo, su desarrollo en esa diacronía que llamamos Historia, tiene que ver con (y se manifiesta a través de) el reflejo de la acción de dicha comunidad humana en su entorno, en su hábitat físico.
La presencia de una comunidad humana en el espacio y en el tiempo deja una huella poliédrica en dicho espacio, una huella que se construye a lo largo del tiempo, una huella que viene en buena medida a contribuir a definir (porque lo muestra) el carácter de quienes la forjan.
Una parte esencial de dicha huella humana es el Patrimonio Cultural de una sociedad: su obra a lo largo del tiempo, las construcciones culturales (y no me refiero sola ni principalmente a los “edificios” cuando hablo de “construcciones”) que genera una comunidad humana a lo largo de los siglos, algo que está íntimamente ligado a conceptos tales como los de “identidad”, “carácter”, “esencia”, por ejemplo.
De este modo y sin duda, una de las cuestiones que de manera más directa atañen a la identidad (su construcción, su desenvolvimiento, su evolución…) de una sociedad humana determinada, acaso de una ciudad, es la que guarda relación con el Patrimonio Cultural e Histórico de dicha comunidad, de dicho cuerpo social dado, pues el Patrimonio Cultural, como venimos someramente señalando, es el reflejo del carácter y la naturaleza de un cuerpo social determinado, la forma en que se expresa e interactúa con el medio (y el entorno tanto geográfico como humano) en el que se desenvuelve.
Siendo el Patrimonio Cultural un elemento esencial de nuestra identidad, de nuestro ser en el tiempo y el espacio, el trabajo sobre el Patrimonio Histórico de Puerto Real es una de las asignaturas pendientes en esta Real Villa, ya que no se ha desarrollado una línea de acción consistente y coherente sobre el mismo, algo que perjudica gravemente al Patrimonio local (y que, en consecuencia, obra en perjuicio de la propia ciudad).
En materia de Patrimonio (en una ciudad determinada) y para poder actuar de manera efectiva de cara a la conservación, la protección, la investigación y la difusión (los cuatro pilares de la acción sobre el Patrimonio) del mismo, se hace imprescindible disponer de un Catálogo Patrimonial completo, de la catalogación e inventario del conjunto de los bienes patrimoniales de distinta naturaleza que componen el Corpus de los Bienes Patrimoniales de dicha ciudad, pongamos por caso de Puerto Real.
Así y por ello un instrumento que resulta esencial, imprescindible, de cara al cuidado y conservación del Patrimonio de una ciudad es la Carta Patrimonial de la misma, cuya confección es aún una asignatura pendiente en Puerto Real y cuyo desarrollo vendría a dar curso, finalmente, a lo dispuesto en el espíritu y el articulado de la Ley del Patrimonio Histórico andaluz (La Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía).
La Carta Patrimonial es un documento del Patrimonio Histórico y tiene como función el estudio así como la catalogación de los Bienes del Patrimonio Cultural (Arqueológico, Monumental, Artístico, Medioambiental, Inmaterial…) de una ciudad (incluido su Término Municipal), desarrollando en su contenido el Catálogo de los Bienes Patrimoniales Históricos de la ciudad en cuestión.
Se trata de una línea de acción de gran envergadura (y que tiene un desarrollo a medio/largo plazo), y que situaría a nuestro Puerto Real en un plano muy distinto al actual (y mejor), gracias al desarrollo de este trabajo que debe afrontar y completar el imprescindible estudio y la completa catalogación de la gran riqueza patrimonial de nuestra Real Villa y de su extenso Término Municipal.
Es a toda luces necesario el desarrollo de la Carta Patrimonial de Puerto Real, la elaboración del Catálogo de nuestro Patrimonio Cultural e Histórico, algo que debe constituir una de las líneas de acción preferentes en lo que concierne al Patrimonio Histórico y Cultural portorrealeño, ya que sólo si se conoce bien lo que existe será posible intervenir de manera efectiva con vistas a la conservación, la protección, la investigación y la difusión de un Patrimonio que pertenece al conjunto de toda la ciudadanía portorrealeña.
El cuidado del Patrimonio Cultural y Natural (PCN) es una demanda de la sociedad contemporánea, y con ello se da respuesta a la necesidad -y a la exigencia social- de conocer el Patrimonio, más aún, no sólo de conocerlo y de extender su conocimiento en el seno del cuerpo social, sino de proveer mecanismos para su conservacióny contar con herramientas de intervención sobre el mismo con vistas a su gestión, de forma que se posibiliteuna gestión integral de la ciudad, una gestión integral, imprescindible hoy día y para la cual esta herramienta, la Carta Patrimonial de una ciudad, resulta a todas luces fundamental.
Oportunidad y necesidad se dan, pues, la mano, en lo que respecta a la Carta Patrimonial de Puerto Real, un instrumento cultural, de gestión, económico, que viene a ser de imprescindible desarrollo no sólo para conocer bien la naturaleza y el estado del tesoro patrimonial portorrealeño, sino de cara a la gestión, por ejemplo urbanística, por ejemplo cultural, por ejemplo turística, de nuestra ciudad.
En lo que respecta al desarrollo y la estructura de la Carta Patrimonial de Puerto Real, sería oportuno articular dicho documento en diversos segmentos, en varias secciones, en base a la naturaleza del Patrimonio Cultural a estudiar, como es el caso del Patrimonio Arqueológico portorrealeño, tan necesitado de su gestión y de, por ejemplo, la prospección arqueológica sistemática y completa del Término Municipal, revisando y complementando trabajos (válidos y científicos, pero parciales y realizados hace décadas) anteriores.
Este trabajo sobre el Patrimonio Arqueológico local, la Carta Arqueológica del Término Municipal de Puerto Real (que se integraría como una de las partes componentes de la Carta Patrimonial de Puerto Real) ha de verse acompañado por los estudios en los que se aborden la cuestiones correspondientes al Patrimonio Inmaterial, al Patrimonio Monumental, al Patrimonio Artístico Inmueble y Mueble, y así hasta llegar a completar el conjunto del tesoro patrimonial portorrealeño, una línea de acción que ha de ser desarrollada desde Puerto Real, y que hasta el momento presente no se ha abordado -ni siquiera se ha iniciado, hasta donde se sabe.
Para cerrar este breve texto, insistiremos en que la Carta Patrimonial de Puerto Real no sería tan solamente un instrumento para mejorar el conocimiento sobre nuestro Patrimonio, sino que sería igualmente una herramienta de gestión de la ciudad, un elemento imprescindible para la protección y la conservación de nuestro Patrimonio, que aportaría un rico conocimiento específico que habrá de servir además para el futuro del desarrollo urbanístico de Puerto Real al arrojar luz sobre el territorio portorrealeño (no sólo sobre nuestro casco urbano), por ejemplo sobre los muchos yacimientos arqueológicos de nuestro tan extenso término municipal.
Del mismo modo, insistimos, la Carta Patrimonial de Puerto Real permitirá conocer, catalogar e inventariar el tesoro patrimonial de la Real Villa para un mejor conocimiento y conservación del mismo para las futuras generaciones de portorrealeños. Nada menos.