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jueves, 31 octubre, 2024
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Historia de Puerto Real: Apuntes sobre nuestra Historiografía Antigua (VII)

Tras la enumeración de yacimientos romanos del actual término municipal de Puerto Real que presentamos en el texto precedente (de la semana pasada), cabe ahora volver a insistir en la relevancia del poblamiento humano en estas tierras con anterioridad a la fundación de la Real Villa en las postrimerías del siglo XV por la Corona de Castilla, hecho probado desde la Prehistoria por yacimientos arqueológicos como el de “El Retamar”.

En el contexto general de los yacimientos del término municipal portorrealeño, señalaremos sólo los nuevos hallazgos realizados en la zona entre “Casines” y “Puente Melchor-Barrio de Jarana”, ya que puede tratarse del área de mayor concentración de estructuras de época romana de todo el término (así como una de las más significativas de la costa interior de la Bahía), estructuras que abarcan un amplio arco cronológico extendido -cuando menos- entre los siglos I y IV d.C., aunque hay estudiosos que proporcionan y consideran dataciones aún más flexibles, en función de los materiales arqueológicos de referencia, como señalábamos supra.

Precisamente en la muy fructífera -desde un punto de vista arqueológico e histórico- zona de “Puente Melchor-Barrio de Jarana” fue recientemente descubierta una necrópolis romana; ésta ha sido excavada por Mª.L. Lavado Florido, responsable igualmente de la intervención en el “Yacimiento del Mosaico”, y los resultados de dicha excavación fueron presentados por su excavadora en el marco del Congreso Internacional “FIGLINAE BAETICAE. Talleres Alfareros y Producciones Cerámicas en la Bética Romana, ss. II a.C. – VII d.C.”, celebrado en Cádiz entre los días 12 y 14 de noviembre del ya lejano año 2003, pero no fueron recogidos en las Actas del mismo, que serían publicadas en el número correspondiente de los British Archaeological Reports de 2004.

En cualquier caso, parecen de sobras probados la actividad y el poblamiento romano de época bajoimperial en el suelo del actual Puerto Real, tal y como señalan materiales hallados en nuestro término cuya datación pertenece a dicho momento histórico, a los finales de la Romanidad tal y como solemos entenderla habitualmente (a saber, el Imperio Romano de Occidente, y el siglo V de nuestra Era Cristiana).

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De este modo, contamos con ánforas destinadas a contener aceite (del tipo Dressel 23-B), que estarían datadas en el siglo III d.C., según Beltrán Lloris. También en el siglo III d.C. se encuadrarían yacimientos como alguna villa romana de nuestro territorium que Jiménez Cisneros data en dicha centuria y en el siglo IV d.C. habrían conservado actividad yacimientos tales como “Puente Melchor”, “Olivar de los Valencianos” o “Villanueva” (vid. la correspondiente bibliografía, aportada en los capítulos precedentes de esta serie).

En este sentido, y ciñéndonos al marco cronocultural tardorromano, podemos hacer mención de los yacimientos que el equipo en su día encabezado por la doctora Lazarich sitúa cronológicamente en el ámbito de los siglos IV-V de nuestra Era, los cuales presentan materiales como T.S.A. (Terra Sigillata Africana, es decir, vajilla de cocina romana procedente del África romana), unos materiales que se encuentran en ese mismo marco temporal de los siglos IV y V de nuestra Era.

El profesor Enrique García Vargas (arqueólogo y docente en la Universidad de Sevilla, excavador del yacimiento de El Gallinero –junto al tristemente desaparecido arqueólogo gaditano Francisco Sibón Olano- y buen conocedor del pasado romano de esta zona) por su parte, extiende la duración como núcleo romano activo de “Villanueva” (en el actual Barrio de Jarana) hasta el siglo IV d.C., con independencia de que hubiera podido dejar ya de ser -en dicho momento-un centro pujante de producción de ánforas como sucediera en épocas inmediatamente anteriores pertenecientes al mismo horizonte cultural romano; el mismo investigador entiende que yacimientos como “Puente Melchor” o el “Olivar de los Valencianos” habrían estado activos hasta los siglos IV-V de la Era cristiana.

Avanzando en el campo cronológico, noticias relativas a momentos históricos más recientes al nuestro y que sitúan el marco de desenvolvimiento humano en tierras de Puerto real en el momentum del tránsito entre la Antigüedad y la Edad Media son, por ejemplo, las proporcionadas por Francisco Salvador Ventura en su libro Hispania Meridional entre Roma y el Islam. Economía y Sociedad (publicado en Granada, en 1990); Salvador Ventura, haciendo referencia a un trabajo anterior aún (publicado en 1977, esto es, veintisiete años antes de la aparición del “Yacimiento del Mosaico”) de Izquierdo Benito, apunta a la cerámica de época visigoda que habría sido encontrada en nuestro término municipal, lo que podría hacer patente la existencia y continuidad de un poblamiento humano estructural y estable en nuestras tierras entre los siglos VI y VIII d.C., es decir, en la aún relativamente confusa época que (por emplear términos próximos, si se quiere, a los tópicos historiográficos en vigor, sobre los cuales hemos tenido forma de pronunciarnos, siquiera someramente, en líneas anteriores del presente texto) sirve como suerte de “bisagra” entre lo que se viene entendiendo como el fin de la Antigüedad y el alborear del mundo medieval, con la arribada a la Península Ibérica de poblaciones norteafricanas (fundamentalmente) y (ya en menor medida) del Mediterráneo oriental y de religión y cultura islámicas, musulmanas, en los primeros momentos del siglo VIII de nuestra Era.

Es de tener en cuenta igualmente la toponimia, la pervivencia de nombres evocadores de determinados hitos que pueden remontarse a la época romana en diversos lugares del término municipal de Puerto Real, caso, v.g. del cortijo de “Los Arquillos”, que guarda en su nombre la clara y explícita referencia al acueducto romano que servía para el abastecimiento de la ciudad e ínsula de Gades y que en parte de su recorrido atravesaba el referido término municipal (baste para comprobarlo desplazarse en dirección a la vecina localidad de San Fernando para cerciorarse visualmente de ello, gracias a los tramos de dicho acueducto reintegrados al margen de la antigua carretera).

Uno de los nombres que sabemos merced a las fuentes textuales que recibía en época romana el territorio (cuando menos el costero) ocupado en nuestros días (en todo o en parte, al menos) por el actual Puerto Real es el de Litus Curense (el «Litoral Curense de curvado seno», sic), curvatura de la costa en el interior de la Bahía de Cádiz acerca de la que nos habla (ya en el siglo I d.C.) el naturalista y almirante itálico Cayo Plinio el Viejo (muerto a resultas de su curiosidad científica mientras encaraba como almirante de la flota romana del Miseno, en la Bahía de Nápoles, la erupción del Vesubio en 79 d.C.) en su Historia Natural.

También sabemos por las fuentes escritas que en esta misma zona (en el seno de la Bahía, quizá -insistimos, en todo o en parte- en tierras del actual término municipal de Puerto Real) se encontraba el bosque Oleastrum (el «acebuchal», del cual contamos con las referencias de autores clásicos como el citado Cayo Plinio, o Pomponio Mela (quien debía conocer de forma directa el terreno del que hablaba, ya que era natural de Tingentera, en la costa gaditana del Estrecho) además del geógrafo Claudio Ptolomeo (todos los cuales vivieron y escribieron durante el mismo período concreto de la Romanidad, la época altoimperial, i.e., entre los siglos I y II d.C.).

Este territorio -que al menos en parte de su extensión corresponde en el momento presente al moderno término portorrealeño- contaba, como venimos señalando y demuestran los yacimientos arqueológicos romanos que en el mismo se encuentran (caso del “Yacimiento del Mosaico”), con un alto número de fincas agrícolas y explotaciones costeras (dedicadas estas últimas fundamentalmente a la elaboración de conservas de pescado, como salazones y salsas saladas), alguna de las cuales podría incluso haber dejado constancia onomástica de su existencia hasta nuestros días en terrenos pertenecientes al término de Puerto Real.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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