En el contexto geográfico y administrativo en el que actualmente se encuentra la Villa del Mosaico del Bario de Jarana, su valor se hace aún más patente; junto al hecho de que se trate de un bien singular en sí, por sus características, en el marco más amplio de la Bahía de Cádiz, no es de descontar que el hallazgo de yacimientos arqueológicos (desde mediados del siglo XX, y más especialmente a partir d ela década de lso 90 del pasado siglo) ha venido a suponer una verdadera transformación en la inteligencia del arco costero interior oriental de la Bahía; el Término Municipal de Puerto Real ha venido a mostrar un corolario de ejemplos de la presencia de población antigua (desde la Prehistoria hasta la época romana) antes desconocidos y que han transformado a su vez las interpretaciones historiográficas tradicionales sobre el pasado de una ciudad, Puerto Rea, fundación tardomedieval de la Corona castellana, donde la historia local (que evidentemente afecta a la de la comarca en la que se inserta la población) “arrancaba” en las postrimerías del siglo XV.
Existe un tópico historiográfico con mayúsculas que subordina la existencia de Puerto Real como realidad poblada a la Fundación de la Villa en 1483 por los Reyes Católicos, omitiendo la existencia de sociedades humanas organizadas en dicho término municipal, hecho que se remonta, merced a la información proporcionada tanto por los hallazgos arqueológicos como por la revisión de las fuentes textuales, a la Prehistoria y la Historia Antigua gaditanas.
Una de las fases relativamente más desconocidas de la Historia de esta ciudad es la que atañe precisamente al largo período durante el cual Puerto Real no tuvo consistencia como tal localidad, esto es, a los siglos en los que la Villa aún no existía. Sin detenernos en la Prehistoria (lo que excedería de los límites e intereses de esta Memoria), ejemplo y testimonio de la cual son yacimientos arqueológicos como “El Retamar”, que fuera excavado por un equipo universitario multidisciplinar el fruto de cuyos trabajos viera la luz en forma de libro coordinado por los responsables de las excavaciones, los profesores Ramos y Lazarich, de la Universidad de Cádiz, el período histórico que convencionalmente hemos dado en llamar “la Antigüedad” justifica por sí sola con sus múltiples y significativas evidencias arqueológicas el destacado papel que el territorium antiguo de Puerto Real desempeñara en el marco geográfico concreto de la Bahía de Cádiz (Gades entonces) y en el general del estado imperial romano. En dicho contexto, el “Yacimiento del Mosaico” viene a representar el hito fundamental (hasta la fecha).
No supone en el momento presente, merced a los avances de la investigación, una novedad señalar que una de las mayores concentraciones localizadas en un municipio contemporáneo concreto en el marco geográfico de la Bahía de Cádiz de yacimientos arqueológicos datados en época romana se encuentra en el actual término municipal portorrealeño (con una cronología genérica que puede abarcar entre los siglos II a.C. y V d.C., situándose los yacimientos del término portorrealeño, a su vez, entre los siglos I a.C. y IV-V d.C., esencialmente).
Por lo que respecta a los yacimientos romanos del actual término municipal de la Villa de Puerto Real, se trata fundamentalmente de fábricas de contenedores cerámicos (ánforas), i.e., de figlinae, y de villae de explotación agraria (de fincas rurales, cortijos, utilizando una terminología propia de nuestra escala cultural y nuestro marco cronológico), cuyas producciones, junto a los frutos de la pesca y de la industria de transformación del pescado (las factorías de salazones o cetariae, así como las instalaciones portuarias [y salineras, pese a que la identificación de salinas no se ha materializado de forma efectiva aún por los cambios en el entorno y la misma naturaleza de tales instalaciones], cuya existencia se constata también en el marco de en la costa gaditana), habrían de servir para abastecer a los mercados romanos, público y privados.
En el moderno término municipal de Puerto Real (incluido su casco histórico) pueden señalarse (sin afanes de exhaustividad en la enumeración) no pocos yacimientos arqueológicos de época romana tales como los de “Cerro de Ceuta”, “Villanueva”, “Puente Melchor”, “Fábrica Lavalle”, “El Gallinero”, “Olivar de los Valencianos”, “TorreAlturaa A», “TorreAlturaa B», “La Zarza”, “La Cantera de Lavalle”, el pecio del “Bajo de La Cabezuela”, “Río San Pedro”, “Cerro de los Caracoles”, “El Carvajal”, “Santo Domingo”, “la Casa de la Tinaja”, “Casines”, “El Carpio Chico”, “El Almendral”, “Malas Noches”, “la Hijuela de la Cantera de Lavalle”, el “Hospital de la Misericordia”, el de la calle San Francisco (Plaza de los Descalzos), “la Pinaleta de Derqui”, “La Esparraguera”, “El Pinar”, “Los Barreros” (o “La Arriaga”), “La Cachucha”, “El Retamar”, el “Caño de Zurraque”, “la Casa de la Laguna Seca”, “El Tejarejo”, la “Finca El Aguijón”, “Las Mimosas”, el “Cerro de las Tinajas”, el “Barrio de Jarana” (el pago Sacrana o Sacranense de época romana), el “Km. 666 de la carretera N-IV”, “Los Arquillos”, “La Romera” o “El Pedroso”, entre otros (para las referencias específicas remitimos a la Bibliografía que adjuntamos).
Buena parte de estos yacimientos romanos presentan estructuras así como evidencias muebles de su directa vinculación con la producción cerámica en general y alfarera en particular (como es el caso de los sitios arqueológicos de “Villanueva”, de “Km. 666”, de “Puente Melchor”, de “El Gallinero”, ya en casco urbano…), si bien A. Fornell (2005) recoge la posible existencia de hasta once villae en el término municipal portorrealeño: aunque sólo señala (con más nitidez) una como tal, la adscrita al yacimiento arqueológico romano de “Santo Domingo”, y apunta (como decimos) la posibilidad de la existencia de otras diez hipotéticas villae en otros tantos yacimientos romanos de este territorio de la Bahía gaditana hoy ocupado por nuestro término municipal (Fornell, 2005, pg. 131, fig. 1)[1].
Por lo que respecta a la organización del territorio de la Bahía, se mantiene este autor en la teoría tradicional del centro articulador en Gades (sin plantearse la posibilidad de la estrecha relación de este territorio, en el que se incluye el término municipal portorrealeño, y dentro del mismo, la zona de “Puente Melchor”-Barrio de Jarana, en la que se inserta el “Yacimiento del Mosaico”) con el centro neurálgico asidonense) con un territorio vehiculado y organizado mediante explotaciones fundiarias (costeras y de interior), especializadas en la producción agraria pero sin descontar la relación de estas villae y los alfares a éstas vinculados con las producciones de salazón de la Bahía y costa de Cádiz, proporcionando unas cronologías generales que oscilan entre los siglos I a.C. (para la propia villa de “Santo Domingo”) y IV d.C., si bien este último dato no se aplica al moderno término municipal de Puerto Real en concreto (A. Fornell, 2005, op. cit., pp. 36, 75 y 100).
La fisonomía de la Bahía gaditana en la Antigüedad nos es descrita por diversos autores clásicos, en cuyas líneas es posible (pese a los cambios físicos sufridos por nuestro paisaje) reconocer rasgos del paisaje y el litoral al que aún hoy se asoma nuestro municipio; entre estas fuentes, y por citar sólo las más conocidas, se cuentan tratadistas como Estrabón, Pomponio Mela, Cayo Plinio el Viejo o Rufo Festo Avieno, quienes junto a otros, vienen a complementar el volumen de información proporcionado por la arqueología a la hora de mejor comprender la realidad de este entorno en la Antigüedad.
REFERENCIAS
[1] FORNELL MUÑOZ, A., Las villae romanas en la Andalucía mediterránea y del Estrecho. Torredonjimeno, 2005.