De este modo, y retomando el hilo del discurso en lo señalado en las últimas líneas del artículo anterior, lo relativo a la localización de los yacimientos arqueológicos romanos de la zona del Barrio de Jarana y aledaños (tan poco distantes entre sí), es de señalar cómo el yacimiento arqueológico de “Puente Melchor” se encuentra emplazado junto a las salinas que abrazan el marco de la Bahía desde San Fernando a Puerto Real; junto a éste yacimiento, y muy cercano al mismo, rebasada la subestación eléctrica y en dirección al núcleo del Barrio de Jarana se localiza igualmente el yacimiento del “Km 666 de la N-IV”, los materiales del cual lo refieren a época romana (como en el caso de “Puente Melchor”); en el mismo sentido de la marcha, y poco antes de llegar hasta el propio Barrio de Jarana se encuentra el yacimiento de “Villanueva” (o “Pinar de Villanueva”), que fuera excavado ya por María José Jiménez Cisneros y que diera como fruto, por ejemplo, un notable depósito anfórico romano.
También en las inmediaciones del “Yacimiento del Mosaico”, y al Este de “Puente Melchor” contamos con los yacimientos de “Torre Alta A” y “Torre Alta B”, que muestran restos de hornos de ánforas y materiales anfóricos, así como la posible presencia de una villa (de acuerdo con su descubridora, la referida Jiménez Cisneros, -como señala en su monografía publicada en 1971)[1]. Igualmente hallamos referencias a una villa en el yacimiento del Caño de San Rafael (cfr. Lazarich et alii, 1989)[2], y son de contar asimismo junto a las mencionadas las estructuras igualmente romanas del yacimiento del “Olivar de los Valencianos”.
Podemos, vistos los datos aportados, hacernos una idea de la densidad de la presencia romana en el espacio que circunda (y del cual forma parte) al “Yacimiento del Mosaico” (o “Villa romana del Mosaico”), densidad que se ve reflejada en la concentración de yacimientos arqueológicos romanos (estructuras de habitación, como el propio “Yacimiento del Mosaico”, o las hipotéticas villae señaladas supra, funerarios, como la necrópolis de “Puente Melchor”, o productivos como el mismo “Puente Melchor” o “Villanueva”, entre otros, todos los cuales se sitúan (grosso modo) en un radio de 500 metros en torno al “Yacimiento del Mosaico”.
Entendemos que, con independencia de la ubicación del Portus Gaditanus o la statio ad portum (o la ad pontem), enclaves casi envueltos en las brumas de la tradición (especialmente el primero) y que han venido “saltando” de un lugar a otro de la Bahía gaditana desde el siglo XIX hasta nuestros días, en el solar del Barrio de Jarana y sus aledaños pudo existir un núcleo romano habitado de forma estable (como parece demostrar la necrópolis de “Puente Melchor”), quizá constituido por una explotación fundiaria que pudiera beneficiarse de la compatibilidad en su entorno de campo y mar de cara a la obtención de máxima rentabilidad y a la explotación de los recursos naturales a su alcance.
Que dicha entidad poblacional pudo estar relacionada con las explotaciones de carácter industrial del mismo entorno del actual núcleo poblacional del ya referido Barrio de Jarana (el depósito de “Villanueva”, por ejemplo) y del área de “Puente Melchor“ (cuyas cronologías se extienden hasta los siglos IV-V d.C.), y que igualmente pudo relacionarse con los cauces, canales y esteros navegables de la Bahía de Cádiz retratados (entre otros) por Estrabón y a los que hemos dedicado diversos trabajos con anterioridad al presente, sirviéndose de los mismos como vías de interacción entre la campiña de la Bahía y el Atlántico y debiendo contar con instalaciones portuarias propias (como parecen indicar los últimos avances de la investigación), unas instalaciones en las que no hemos de pretender encontrar paralelos con puertos de época moderna.
Entendemos asimismo que Sacrana pudo mantener una estrecha relación no sólo con Gades, sino con Asido, de cuya pertica (el territorio de una ciudad, equivalente al moderno término municipal de una localidad) quizá dependiera (y no tanto así de la gaditana, en época bajoimperial por ejemplo), de confiar en los últimos progresos de la investigación, que parecen reforzar el papel (incluso físico, territorial) que Asido Caesarina habría podido desempeñar en la organización administrativa romana de las tierras de la Bahía gaditana.
En este sentido, igualmente, consideramos asimismo que Sacrana pudo haber representado el papel de puerto (portus, o, cuando menos, de embarcadero) del núcleo interior de la Asido romana, un rol económico que se habría visto reforzado con la transferencia del papel hegemónico en la Bahía de Gades a Asido en época tardoimperial[3], un fenómeno parejo a la caída de las exportaciones desde la Bahía, al ascenso de las estructuras de producción agraria en este entorno y a la (de creer a Avieno en su Ora Maritima) decadencia física del viejo núcleo gaditano
Es interesante en este sentido apuntar cómo frente a la hipotética decadencia física y económica de la ciudad de Gades, diversos puntos de la costa interior de la Bahía, caso de El Puerto de Santa María (el Portus Menesthei de las fuentes, donde la investigación parece inclinarse a la hora de asentar el portus Gaditanus o Portus Balbus) comienzan a experimentar en época bajoimperial un floruit (florecimiento) que aparece refrendado por los yacimientos arqueológicos del entorno, que aumentan su número coincidiendo con estas cronologías tardías (cfr., con lo presentado en A.A.V.V., “Arqueología tardorromana y postmedieval en Ganado, 21”, en Revista de Historia de El Puerto, nº. 15, 1995, pp. 11-39).
Tal y como el núcleo portuense (que ya diera muestras de su pujanza desde el Bronce, con el yacimiento de la Torre de Doña Blanca, por ejemplo) habría despuntado en estos momentos (a este respecto, R. González y D. Ruiz, 1999, señalan la existencia de un puerto tardorromano en territorio portuense, que habría podido, según los autores, sustituir a un Portus Gaditanus que ellos parecen establecer más al interior, en la zona jerezana de la margen izquierda del Guadalete[4].
Con independencia de estas últimas matizaciones sobre el Portus Gaditanus, nos interesa más la referencia a ese “puerto exterior de época tardorromana” (emplazado hipotéticamente en El Puerto de Santa María); Asido, la vieja ciudad fenicia y luego colonia cesariana, habría tomado, por su parte, la cabecera de la comarca, decaída la pujanza de la urbe gaditana.
De esta forma, habrían sido el retroterra inmediato de la zona (Asido / Medina Sidonia) junto al litoral septentrional interior de la Bahía (Portus Menesthei / El Puerto de Santa María) los que habrían tomado el relevo de la insula gaditana en la punta de lanza de la zona. Asido, que habría podido mantener este papel predominante en épocas bizantina (cfr. Salvador, op. cit., 1991) y musulmana (cuando habría aparecido como núcleo central de una chora propia, la de Sidún / Sidunia), habría podido servirse de un puerto propio en el espejo interior de la Bahía, y situado en torno a Sacrana, dependiente del núcleo asidonense (emplazado tierra adentro), un puerto alejado del núcleo urbano al que se adscribe (i.e., un epíneion), repitiendo esquemas tan válidos como clásicos y en vigor en ciudades provistas de una vía fluvial que interconectara de forma activa ambos núcleos (el urbano principal y el portuario), caso de Roma y Ostia, o no, como en el caso (más cercano al que nos ocupa) de Atenas y El Pireo, ejemplo este último en el que tampoco se contaba, como en la bahía de Cádiz y a diferencia del marco ostiense, con una vía acuática navegable de fuste que sirviera como nexo de comunión entre ambos extremos, el interior (asidonense) y el costeño (Jarana).
REFERENCIAS
[1] María José Jiménez Cisneros, Historia de Cádiz en la Antigüedad. Cádiz, 1971.
[2] Vid. Mª. Lazarich et alii, “Informe preliminar de la primera campaña del proyecto de prospección arqueológica sistemática de la campiña sur gaditana: término de Puerto Real”, en Anuario Andaluz de Arqueología 1989 II (1991), pp. 98-100.
[3] Al respecto, véanse los trabajos de A. Padilla Monge “La transferencia de poder de Gades a Asido. Su estudio a través de la perspectiva social”, en Habis 21, 1990, pp. 241-258 y La Provincia Romana de la Bética (253-422). Écija, 1989.
[4] R. González y D. Ruiz, “Prehistoria e Historia Antigua de Jerez”, en D. Caro (coord.), Historia de Jerez de la Frontera. Tomo I. Cádiz 1999, pp.15-188.