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jueves, 14 noviembre, 2024
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Historia de Puerto Real: Apuntes sobre los paisajes de Puerto Real (V)

Continuando con este recorrido somero por nuestros paisajes (que nos viene ocupando desde hace varias semanas), y entrando en lo que atañe a los paisajes forestales del término municipal, hemos incluido en este apartado lo relativo a las masas boscosas y la amplia de red de cañadas que existen en nuestra localidad, si bien en este último caso no se trata de una formación forestal en como tal, la hemos considerado a causa de sus notables valores paisajísticos y su singularidad, así como y por el peso y papel de la vegetación conservada en su contexto y sus márgenes.

El de los bosques es sin duda uno de los paisajes arquetípicos de nuestro medio y nuestro término. Puerto Real como entidad administrativa y también histórica ha estado estrechamente ligada (cultural, social y económicamente hablando) a sus amplios y extensos bosques, masas de pinos esencialmente.

Los bosques de pinos (pinares, también conocidos tradicionalmente como “pinaletas”) están conformados por amplias masas de pinos [especialmente] piñoneros (Pinus pinea), un contexto asociado a la otros elementos como la coscoja (Quercus coccifera), el palmito (Chamareops humilis), el lentisco (Pistacea Lentiscus), el romero (Rosmarinus officialis), el brezo (Calluna vulgaris, familia Ericaceae), las jaras (Cistus y Halimium), el acebuche (Olea europeus), los helechos (Asplenium adianthicusnigrum), el labiérnago (Phyllirea angustifolia), entre otros. Buena parte de nuestro término municipal estaba perfilado por grandes formaciones boscosas de esta naturaleza que andando el tiempo, por diversas razones (por ejemplo, los procesos de expansión agrícola o la crisis del monte mediterráneo en el marco de la economía tradicional española) irían conociendo un paulatino retroceso ante nuevos modelos de paisaje y ante los usos de naturaleza agraria del espacio.

De este modo se produciría un también paulatino abandono del monte con la subsiguiente proliferación de leñas secas (ante la pérdida de uso económico del mismo) y con un aumento de matorral, todo lo cual vendría a favorecer la aparición y la propagación de incendios forestales. En Puerto Real se producirían algunos ejemplos significativos de esta pérdida de masa forestal por estas causas con la consiguiente generación de fuegos (acaso intencionados por intereses especulativos), como en la Finca de la Zarza o en el caso de La Micona (donde se perdieron 14 Has. de pinos en los años 80 del siglo pasado)[1].

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No son muchos los espacios boscosos compuestos por otros tipos de especies al margen de las anteriormente señaladas. Sólo la existencia de algunas manchas de eucaliptales –especie, el eucalipto, introducida por repoblaciones- vienen a representar con su presencia un mínimo exponente de vegetación “exótica” en nuestro término municipal local. Como ejemplo de lo apuntado contamos con el existente en las inmediaciones del portorrealeño Barrio de Jarana, que configura un paisaje vertical muy diferente al de los pinares. Es posible encontrar también algunas, dispersas, manchas de acebuches y matorral mediterráneo en zonas cercanas al Pedroso, pero de poca entidad, y sin llegar a formar monte espeso.

Dehesa de las Yeguas.
Dehesa de las Yeguas.

Las manchas boscosas mejor conservadas en la actualidad son las que existen en la zona de la “Laguna Seca”, junto con las de La Algaida y la Dehesa de las Yeguas. Los bosques que se localizan entre la carretera de Medina y la autopista Cádiz-Sevilla presentan un sensible mal estado en zonas puntuales. En cuanto al emblemático y señero pinar de Las Canteras es posible señalar que su paisaje, verdaderamente singular, acaso único por las características geomorfológicas del terreno al que la vegetación se ha adaptado formando entramados y circuitos de gran personalidad[2], se encuentra en estado distante de ser el mejor posible.

Otro de los grandes elementos paisajísticos de nuestro territorio que no hemos querido no incluir en estos párrafos es el relativo a las cañadas. Estas vías pecuarias formadas por una imbricada, densa, red de caminos y de veredas vienen a representar en el seno de nuestro Patrimonio Histórico, Cultural y Medioambiental municipal un elemento histórico, cultural y natural (como apuntamos) cuya conservación es absolutamente necesaria, imprescindible. Estas vías, con una extensión total de unas 260 Has., forman un verdadero tejido, una verdadera trama en nuestro territorio, atravesando en todas direcciones nuestro extenso término municipal y ofrecen a todos una gran belleza paisajística.

El principal problema al que se enfrentan tiene que ver con la usurpación de buena parte de su superficie por parte de algunas fincas adyacentes a las mismas desde que comienza a decaer su uso y su utilidad como elementos públicos (principalmente relacionada esta utilidad con el movimiento de ganado). Ello redunda en un paulatino (y cada vez mayor) estrechamiento de los márgenes de estas vías, llegándose incluso en algunos casos a la total pérdida de las cañadas en determinados puntos de su recorrido. La vegetación que las envuelve está generalmente conformada por pinos, acebuches, lentiscos, por matorral asociado al monte bajo mediterráneo, y por algunas especies menos abundantes incluso, tales como el algarrobo o el cabrahigo.

Como parte de su paisaje y su propio carácter y naturaleza se conservan también en casos dados una serie de infraestructuras, en un estado de preservación por lo general muy precario, que caracterizaban a esta serie de caminos, unos elementos como abrevaderos, descansaderos o zonas de pastos, amén de la presencia de algunas cabañas (de cabreros, fundamentalmente) que pueden contemplarse aún en el contexto del paisaje que generan estos antiguos caminos rurales.

Al hablar de humedales interiores nos estamos refiriendo a una serie de terrenos que durante periodos estacionales del año presentan agua en superficie, integrándose en el contexto de los mismos el complejo endorreico de Puerto Real y algunos arroyos.

En lo que respecta a las lagunas existentes en nuestro territorio cabe señalar que son tres las que forman el complejo endorreico de Puerto Real; son las lagunas del Comisario, del Taraje y de San Antonio. Todas de pequeño tamaño, se localizan en terrenos de campiña integrándose en una superficie protegida de 735 Has. declarada reserva natural en 1989. De origen endorreico, se alimentan del aporte estacional de la lluvia y no evacuan sus aguas al exterior.

Laguna del Taraje.
Laguna del Taraje.

Su paisaje de humedal destaca nítidamente frente a la continuidad de la campiña alomada en la que se insertan, una campiña dedicada esencialmente al monocultivo del cereal o la remolacha y a la dehesa, apareciendo como una suerte de oasis de humedad en el contexto en el que se integran. La vegetación característica de este entorno es la palustre, presentando carrizales, espadañares y extensiones de castañuelas. En el seno de este complejo húmedo encuentran refugio diversas especies animales protegidas como -entre otras- aguiluchos laguneros, cercetas pardillas, fochas cornudas, calamones, cigüeñuelas, águilas pescadoras y malvasías.

Los cursos hídricos que atraviesan nuestro término municipal son por lo general cortos y de naturaleza estacional, pero también albergan (y generan) una vegetación que les imprime carácter y les hace destacar sobre el medio rural por el que discurren. Acaso uno de los ejemplos más representativos sea el constituido por el arroyo del Zurraque o de Guerra, cuyas márgenes presentan en varios tramos una vegetación de tipo ripícola (de ribera), como álamos blancos que hasta cierto punto nos traen la estética de los clásicos bosques-galerías de no pocos de nuestros ríos más conocidos. De otra parte el arroyo Salado (que sirve en buena medida como línea divisoria entre los modernos términos municipales de Puerto Real y de Jerez de la Frontera en gran parte de su -pese a todo- breve recorrido) presenta en sus márgenes un tipo de vegetación propia de aquellos cursos de agua dotados de un porcentaje de sales más elevado de lo habitual, con plantas tales como tarajes y otros tipos de plantas halófilas, lo que ciertamente imprime una especial personalidad y un carácter propio a este curso acuático interior portorrealeño.

Puede decirse que dudas Puerto Real, considerado su paisaje en el seno de la Bahía de Cádiz, posee una gran singularidad y una fuerte potencialidad que podría favorecer el desarrollo sostenible e integral de estas zonas rurales contempladas en nuestro breve ensayo. La carencia de espacios naturales que sufren localidades vecinas como Cádiz o San Fernando contrasta con la abundancia de los mismos de la que goza   nuestro término municipal. Una buena gestión de estos espacios podría revertir en un futuro beneficio económico para Puerto Real, con el horizonte de la sostenibilidad y la armonización de la explotación agraria, de una parte, y de los usos turísticos del Patrimonio natural por otra.

No queremos dejar de señalar en estos párrafos finales cuestiones tales como la representación de un amplio corolario de los tipos de aprovechamiento económico posibles en los espacios naturales de nuestro término municipal (tanto los marinos, con pesca de bajura, esteros, marisqueo, salinas, esteros, puerto…, como los rurales, tanto los agrícolas -como cultivos de secano y regadío- como otros, con bosques, ganadería, silvicultura…), o la notable impronta del pasado reciente plasmada sobre el paisaje (con casos como el de la desecación parcial de las marismas), sin obviar actuaciones no tan recientes (caso de las intervenciones sobre las cañadas).

Igualmente es de señalar la existencia en nuestro término de ámbitos de protección natural, muy en consonancia con la Legislación ambiental vigente sin que ello esté reñido con su uso económico, lúdico, recreativo, educativo o de ocio (caso de Las Canteras o Los Toruños, por ejemplo), así como la pervivencia de los aspectos relativos al carácter y la identidad vinculados al medio rural de nuestro término municipal, que se conjugan con nuestra realidad costera y asimismo con nuestra fuerte y viva tradición industrial.

Referencias:

[1] De acuerdo con lo señalado por Juan Cabral Bustillos en su trabajo titulado “La deforestación en la provincia de Cádiz (1978-1989)”, pg. 43, habrían sido casi 1.500 pinos los desaparecidos en esta finca; texto de J. Cabral Bustillos consultado en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (consulta del 01.IX.2018) http://www.magrama.gob.es/app/publicaciones/art_datos_art.asp?articuloid=1604&codrevista=AyS y desarrollado (y a libre disposición en pdf) en https://www.mapama.gob.es/ministerio/pags/Biblioteca/Revistas/pdf_ays/a059_04.pdf (consulta asimismo del 01.IX.2018).

[2] Es de recordar que el pinar se desarrolla sobre las antiguas canteras de piedra ostionera a partir de las cuales se construiría el caserío local (y no sólo el caserío local…), y que en buena medida la orografía del mismo guarda relación con la propia naturaleza de las canteras de piedra y las vetas de la misma, hoy fosilizadas (por así decirlo) en los caminos del bosque, que en buena medida no son sino las antiguas vetas de donde se extraía la piedra entre los siglos XVI y XVIII.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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