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jueves, 19 diciembre, 2024
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Historia de Puerto Real: El Puerto Real subterráneo (I)

Uno de los lugares comunes existentes en la Historia de Puerto Real es el que hace referencia a la existencia de un “Puerto Real subterráneo”, de una realidad paralela a la que existe sobre la superficie del solar del casco histórico de la Real Villa, una realidad formada por pasadizos, criptas, túneles…, por lo que la tradición considera como una verdadera trama de pasajes subterráneos que subyacerían bajo las calles, plazas y manzanas urbanas de la localidad, y que conformarían una realidad en sí mismos, sirviendo hipotéticamente para comunicar distintos espacios y edificios históricos de la población.

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Pero, ¿qué puede haber de cierto en este “Puerto Real subterráneo”?, ¿qué noticias fieles tenemos acerca del mismo…? Aún es poco lo que podemos señalar fehacientemente, pero algo cierto es que efectivamente existen espacios subterráneos (no sabemos si tantos como quiere la “leyenda urbana”) que “duermen” su sueño de siglos bajo nuestros pies.

Son varias las ocasiones en las que a lo largo de los años -fundamentalmente en solitario, pero también, en algún caso, junto a algún colega- nos hemos acercado a este asunto tan llamativo como sorprendente, tan curioso como intrigante. Diversos artículos de divulgación histórica de nuestra autoría (como hemos apuntado hace un momento) se han ocupado, central o tangencialmente, de esta cuestión, como muestra y fruto de nuestro interés por el particular desde hace muchos años.

Fruto de nuestro interés en este asunto ya nos hemos ocupado en diferentes momentos, contextos y formatos (con artículos y conferencias, por ejemplo) de acercarnos al asunto a lo largo del tiempo (puede verse al respecto la sucinta nota bibliográfica que presentamos al final de este artículo); señalaremos que sería demasiado prolijo verter en dicha nota bibliográfica todas las publicaciones y trabajos en los cuales nos acercamos a esta materia, por la que en la nota bibliográfica que adjuntamos señalamos sólo algunas de las principales publicaciones divulgativas de nuestra autoría sobre el particular, recogiendo asimismo la noticia de dos conferencias que impartimos, en Puerto Real, hace ya algunos años sobre el tema.

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Pues bien, algo hay de verdad, algo hay de cierto, y algo hay de contrastable en este asunto, si bien, quizá, como sucede con tantas leyendas urbanas, con tantas cuestiones transmitidas por la tradición oral, por la tradición local, la realidad y lo que subyace en el imaginario colectivo tienen notables puntos de conexión aunque mantengan ciertas distancias entre sí, unas distancias que sólo el avance de la investigación puede llegar a salvar o borrar, en función de los resultados de dicha tarea de investigación.

En Puerto Real existen criptas bajo algunos de nuestros edificios históricos (caso de la iglesia de San Sebastián, de la iglesia de La Victoria, de la iglesia de San José -la única conocida por el gran público, la única cuyo acceso es practicable), hay pasadizos que, según dice la tradición, comunican sitios, lugares, calles, espacios, casonas, palacios e iglesias de nuestro casco histórico (todo lo cual ha de ser contemplado con la natural distancia, pero sin prejuicio), hay acueductos subterráneos (y aéreos, de lo cual se conservan trazas y elementos de distintas épocas, muy lejanas en el tiempo, como son la Romanidad y la Ilustración…), hay túneles de antiguas construcciones devoradas por el tiempo, hay aljibes en determinadas casas que se comunican con los de la finca colindante, hay colinas casrcomidas por la Historia y la ciudad, que un día sirvieron como cantera y hoy son pedestal y basamento de alguno de nuestros más destacados monumentos esenciales, y existen asimismo, como sabemos y hemos contemplado en otros artículos y espacios precedentes, algunos espacios funerarios “durmiendo” bajo nuestros pies desde hace siglos…, caso de las mencionadas criptas existentes en la iglesia de La Victoria y en la iglesia de San Sebastián.

Hay, en fin de cuentas, todo un mundo subterráneo, cuyas dimensiones son en parte fruto de la leyenda urbana (y como tales se insertan en la memoria colectiva y el imaginario común de los portorrealeños), pero que es también en buena un pequeño universo cuya medida es real y tangible, y que nos acompaña, abstraído, silencioso, como ausente, mientras nuestro caminar se desliza sobre el mismo, un mundo del que algunos hitos son conocidos por el gran público, como la cripta de la iglesia de San José, otros lo son por unos pocos, como la cripta de la iglesia de La Victoria, mientras otros han sido sólo apuntados (por quien suscribe, por ejemplo, en reiteradas ocasiones), caso de la cripta o criptas de la iglesia de San Sebastián…, entre otros capítulos del libro del “Puerto Real subterráneo”, que algún día verá la luz gracias a la investigación y a la constancia.

En los párrafos de las próximas entregas nos acercaremos a este mundo subterráneo, a los espacios subterráneos que conocemos, a los que intuimos, a los que pertenecen al campo de la tradición oral y la leyenda urbana, a los que deben estar bajo nuestros pies pero no han sido hollados desde hace largo tiempo, a todo un mundo, en fin, del que siempre hemos oído hablar pero que no ha sido objeto aún (más allá de lo que quien suscribe ha llevado a cabo) de una recapitulación, de ninguna publicación o estudio que se detenga a considerarlo (más allá, insistimos, de lo que venimos haciendo desde hace años).

Pondremos negro sobre blanco una suerte de balance o estado de la cuestión con los datos generales de disponemos (sin exclusión de las noticias provenientes de informaciones de palabra sobre tal o cual hallazgo en nuestro casco histórico), conscientes de que en esta materia está casi todo por hacer, y que de seguro habrán de aparecer muchas novedades quizá en un futuro no muy lejano, a poco que la investigación siga su curso, pueda marchar por sendas nuevos, o podamos retomar caminos que un día emprendimos y en las que los avatares del tiempo impidieron profundizar…, hasta ahora.

Centraremos nuestro interés en primer lugar en la Prioral de San Sebastián, quizá el principal monumento histórico del casco histórico de Puerto Real, edificio al que quien suscribe (en solitario o junto a otros compañeros) ha dedicado no pocas horas de estudio, plasmadas en muchas páginas, párrafos, artículos e incluso algún libro monográfico, intentando descifrar sus claves estéticas, históricas y arqueológicas…, con especial atención al papel polimórfico de dicho monumento en el conjunto del casco histórico portorrealeño (como hemos visto en algunos precedentes artículos de esta serie, que reflejaban algún estudio presentado en un Congreso Nacional, por ejemplo, centrado en las funciones defensivas desempeñadas por dicho templo en el contexto urbano de la Villa), un polimorfismo en el que se conjugaban su naturaleza cultual y religiosa, su función de representación del Poder que lo erigiese (la Corona), su función defensiva, su función funeraria y su relación con la representación del orden social (manifestado, por ejemplo, pero no sólo, en la jerarquía de sus enterramientos).

Varias son las hipótesis que sea la historiografía local sea el imaginario colectivo portorrealeño albergan acerca del origen primero de la Prioral; fundada y consagrada a San Sebastián Mártir por disposición de los Reyes Católicos, allá por el siglo XV (cuando la Fundación de la Real Villa), y erigida entre los postreros años del siglo XV y los finales del siglo XVI (recordemos su consagración -como recoge la columna fundacional hoy conservada junto a la Portada de las Novias- en 1592 a cargo del entonces obispo de Cádiz, Antonio Zapata, luego presidente del Consejo de Castilla y cardenal) entre los hipótesis relativas a los posibles antecedentes del templo se encuentran varias interpretaciones, como la que relaciona a la nueva iglesia con un templo cristiano precedente, o incluso con una mezquita a su vez anterior (naturalmente), las estructuras de los cuales edificios se encontrarían subsumidas, incluidas (en todo o en parte) en el seno del nuevo templo del Cuatrocientos (caso de no haber sucumbido a la fábrica y construcción del mismo) -algo aún por contrastar definitivamente y en lo que la Arqueología podría tener mucho que decir.

Otra hipótesis distinta es la ofrecida por diversos autores del siglo XIX, los cuales señalan que la parroquia de San Sebastián habría sido erigida sobre una “cantera”; así, y en este sentido, se pronuncia Pascual Madoz en la página 364 de su famoso “Diccionario” -esto es, el “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850)”- cuando realiza una sucinta descripción del templo, señalando esta hipotética ubicación sobre la citada cantera; dice en este sentido Madoz, refiriéndose a nuestra señera iglesia, que se trata de “…una iglesia parroquial con título de prioral (San Sebastián Mártir), sobre una cantera, en medio de un atrio con sus dos rampas y escaleras; su arquitectura es del orden dórico con buenos arcos; consta de tres naves y existen en ella 16 altares…”.

Quizá la existencia de tal “cantera” esté relacionada con las razones profundas (y nunca mejor dicho) de la “orientación” del templo, tema este último acerca del que hemos ya tratado en algún artículo precedente en otros contextos, y sobre el que volveremos más adelante, ya que el edificio no sigue las directrices y la orientación del conjunto de la trama urbana del casco histórico portorrealeño sino que su altar mayor “mira” hacia Oriente, hacia Roma, y por ende hacia Jerusalén).

Pero, ahora bien, ¿qué podría subyacer bajo el referido término de “cantera” empleado por Madoz en su “Diccionario”? Podría tratarse de una cantera, literalmente hablando, o bien esta expresión podría estar reflejando, de manera oblicua pero no por ello menos certera, la existencia de una realidad precedente, de un edificio precedente, sobre el cual se habría erigido el edificio religioso de la Prioral…, y que podría haber servido como “cantera” ya fuera para la fábrica de este templo, ya fuera para la construcción de parte del caserío del primer Puerto Real, allá por el ya tan lejano siglo XV.

Así, entre estas distintas realidades que habrían podido preceder en el tiempo a la parroquia de San Sebastián podrían hallarse una cantera (en un sentido efectivamente literal de tal término), la propia elevación del terreno (de hecho, se aprecia a simple vista la ligera pendiente sobre la que se acomoda el edificio), o quizá se trate incluso de construcciones precedentes (como las mencionadas supra) que quizá habrían podido llegar a ser empleadas incluso para la extracción de piedra (esto es, las habrían podido utilizar como “cantera”, y quizá de ahí la fosilización en la memoria historiográfica de dicho concepto) con vistas a la edificación de la iglesia Mayor Prioral de San Sebastián.

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La cuestión es que fuese como fuese el origen del edificio, y la relación entre el mismo y la “cantera” sobre la que, hipotéticamente, se sustenta (por decirlo así), lo cierto es que la Prioral de San Sebastián también dispone de espacios subterráneos, hoy no accesibles, no visitables, no abordables (aún), pero existentes y constatados documentalmente por quien suscribe (en trabajos publicados en solitario o acompañado). Sabemos así mismo de la más que probable existencia de una cripta (al menos, aunque nos inclinamos a pensar que pueda tratarse de más de una) en el subsuelo de la parroquia de San Sebastián, esto es, de un panteón, o de varios, de dimensiones todavía ignotas, donde tendría lugar buena parte de la función funeraria del templo.

De este modo, además, aunque las evidencias materiales son relativamente escasas, cosa distinta ocurre con las noticias documentales (históricas), las cuales presentan un testimonio más que interesante y relevante acerca del referido panteón (o panteones) de la iglesia de San Sebastián y acerca de las criptas existentes bajo el suelo de algunas de las capillas de esta iglesia. Sabemos, de este modo, de la existencia no sólo de una, sino de varias criptas, (no podemos descartar a priori que se trate de estructuras comunicadas unas con otras): cuando menos, hablamos de una cripta central, bajo las naves de la iglesia (cuya extensión desconocemos aún, en realidad aunque quizá pudiera circunscribirse al espacio bajo el presbiterio, bajo el subsuelo del altar mayor, en todo o en parte), y otras -como señalamos- sitas bajo algunas de las capillas laterales del templo, criptas todas éstas (unos espacios que forman parte del “Puerto Real subterráneo”) donde no sólo se producirían enterramientos, sino que podrían albergar cultos y funciones religiosas y que podrían asimismo recoger en su esencia un reflejo subterráneo (grosso modo) del espacio superior.

Una de dichas capillas subterráneas, de dichas “bóvedas” o criptas, la única accesible de la Prioral en la actualidad, es la que se encuentra bajo el Camarín de la Capilla Sacramental, un espacio que debemos -en lógica- entender como contemporáneo al conjunto estructural en el que se inserta, esto es, el cuerpo general de la referida Capilla Sacramental de la Prioral (erigido por la familia de la Rosa, que ostentaba en título condal de Vegaflorida, de quienes tanto hemos escrito y sobre los que habremos de volver antes o después…), y cuya construcción data de finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX; esta pequeña cripta (que alberga la lápida de los condes de Vegaforida, posiblemente desplazada de su ubicación original) se encuentra aislada del resto de los más que posibles espacios funerarios subterráneos de la parroquia.

Otras criptas, hoy no accesibles, del seno de la Prioral serían la de la antigua Capilla del Sagrario, fundada en la primera mitad del XVII por Juan Hurtado de Cisneros (que fue alcalde mayor de honor de Puerto Real), un recinto que desde mediados del siglo XVII y al menos hasta la segunda mitad del siglo XVIII habría de servir como espacio funerario para los herederos del tal caballero Hurtado de Cisneros, o el hodierno espacio de “antecámara” de la actual Capilla Sacramental (un espacio que correspondiera a la antigua Capilla de Nuestra Señora de los Dolores), donde pudo existir la cripta funeraria del tercer conde de Vega Florida, don Francisco de la Rosa y Levazor y de doña Manuela Arnaud, su esposa (fallecidos respectivamente en 1772 y 1761), precisamente la lápida de cuyo enterramiento es la que ahora se conserva en la pequeña cripta existente bajo el camarín de la Sacramental (como mencionábamos supra).

En el próximo texto de esta serie continuaremos tratando de desgranar algunos jalones de la sin duda tan interesante como poco conocida historia de estos espacios subterráneos en el seno del que podemos considerar quizá como el monumento más relevante de nuestra localidad, la Prioral de San Sebastián: criptas menores y mayores, capillas funerarias, posibles accesos a las mismas, relación entre éstas…, todo ello forma parte de los perfiles de ese “Puerto Real subterráneo” que forma parte de nuestro rico imaginario local colectivo y que es más real e histórico de lo que a algunos pudiera parecer…

Sucinta nota bibliográfica

Libros

Manuel J. Izco y Manuel J. Parodi,

  • La Iglesia Parroquial de San Sebastián de Puerto Real. Medio Milenio de Historia. Sevilla, 2001.

Artículos científicos

Manuel J. Parodi Álvarez

  • «Burguesía y nobleza ilustrada en la Bahía gaditana del Setecientos. Los De la Rosa portorrealeños», en Espacio y Tiempo (Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Sevilla), nº 13, 1999, pp. 165-183.
  • “Puerto Real: ciudad abierta, defensa cerrada. La Torre de la Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián como hito defensivo en el desarrollo de una trama urbana medieval y moderna en la Andalucía Occidental”, en Actas del V Congreso Internacional sobre Fortificaciones “Fortificación y Ciudad”, Excmo. Ayto. de Alcalá de Guadaira (Sevilla, 2 al 8 de marzo de 2009). Alcalá de Guadaira (Sevilla) 2010, pp. 77-85.

PUBLICACIONES DE DIVULGACIÓN

M.J. Parodi Álvarez

– “La torre de la Prioral como hito defensivo en el Puerto Real bajomedieval (I), en “Puerto Real Hoy”, 13.II.2016.

– “La torre de la Prioral como hito defensivo en el Puerto Real bajomedieval (II), en “Puerto Real Hoy”, 20.II.2016.

M.J. Parodi y J.M. Alcedo

– «Tesoros Olvidados VII. La lápida sepulcral de los condes Vega Florida en la Prioral», en «Puerto Real Información», 09.I.1997

– «Tesoros Olvidados XVI. La lápida sepulcral de los Vega Florida en la Prioral (II)», en «Puerto Real Información», 12.VI.1997.

M.J. Parodi y M.J. Izco

– «Noticias sobre la cripta de la portorrealeña Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián (I)», en «Diario de Cádiz», 09.IX.2001.

– «Noticias sobre la cripta de la portorrealeña Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián (II)», en «Diario de Cádiz», 16.IX.2001.

– «Noticias sobre la cripta de la portorrealeña Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián (III)», en «Diario de Cádiz», 23.IX.2001.

– «Noticias sobre la cripta de la portorrealeña Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián (IV)», en «Diario de Cádiz», 30.IX.2001.

– «Noticias sobre la cripta de la portorrealeña Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián (V)», en «Diario de Cádiz», 07.X.2001.

CONFERENCIAS/PONENCIAS

M.J. Parodi Álvarez

– “Noticias de un cementerio fantasma: la posible cripta de San Sebastián de Puerto Real”, conferencia organizada por la “Asociación de Investigaciones Gaditanas” (A.I.G.A.D.). Casa de la Juventud, 30 de enero de 2004, Puerto Real.

– “Criptas y tumbas en la iglesia mayor prioral de San Sebastián de Puerto Real (Cádiz)”, conferencia organizada por la Tertulia Cofrade “La Recogía” de Puerto Real (Cádiz), 5 de noviembre de 2004.

– “La Torre de la Iglesia Mayor Prioral de Puerto Real como hito defensivo y referencial en el desarrollo de una trama urbana medieval y moderna en la Andalucía Occidental”, ponencia impartida en el V Congreso Internacional sobre Fortificaciones “Fortificación y Ciudad”, Ayto. Alcalá de Guadaira (Sevilla). Alcalá de Guadaira (Sevilla), 2 a 8 de marzo de 2009.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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