El poder es poco transparente y el ciudadano tiene la obligación de desconfiar de las personas que lo ostentan.
Nuestros políticos han establecido mecanismos de defensa para que los periodistas no ejerzamos nuestro papel de control y nos limitemos a reproducir aquello que nos mandan sus gabinetes de comunicación. Tanto las Asociaciones de la Prensa como El Colegio Profesional de Periodistas pueden dar cuenta de las presiones que recibimos los profesionales de la comunicación a diario.
Concejales que intentan comprar tu silencio o un trato favorable. Regidores que llaman al director del periódico para que te despida a cambio de nuevos compromisos publicitarios, todo esto sumado a la connivencia de los dueños de los medios de comunicación y a la precariedad laboral, nos estaban haciendo cómplices involuntarios de su falta de democracia. Estábamos contando a la gente una realidad distorsionada, difundida siempre por las mismas caras bajo la firma de un periodista.
La información nunca ha sido tan independiente como lo es ahora. Con los Expedientes de Regulación de Empleo muchos compañeros perdieron sus empleos y con ellos el miedo a expresar lo que piensan, a contar la verdad, lo que es de justicia y todo lo que ocurre alrededor de los ciudadanos, fuera de los despachos de gente que cobra en un año lo que tú y yo en tres.
En los últimos años los periodistas nos hemos hecho con el timón y somos los que debemos quitar máscaras, desmitificar a políticos que priman los intereses personales a los de sus votantes y cumplir con nuestra función de formar opinión pública. El periodismo digital de calidad e independiente es el único segmento en los medios que está creando empleo y recuperando la confianza de los ciudadanos.
Los periodistas tenemos derecho a informar sin tener miedo a represalias por parte del poder político o económico. Vosotros los ciudadanos tenéis que tomar parte en nuestra lucha y reclamar una información libre de manipulación, que muestre todos los puntos de vista y que nos invite a reflexionar y a mejorar como sociedad.
¡Bravo! Por lo claro, por lo breve y, sobre todo, por los valores que tiene. Esta claro que nadie tiene una no-ideología. Todos apostamos por un modelo de sociedad, de país, de ciudad. Pero es necesario ser objetivo. Los periodistas debéis ser cronistas de la verdad y la realidad, pero tenéis que aportar el punto crítico y ser abogados del diablo. Nunca aduladores del poder ni permitir que os coloquen un bozal de lentejas.
Seguir tal cual lo expresas.