Presumía Elena Amaya, Alcaldesa de Puerto Real, de fuerza de su equipo de gobierno en una foto muy parecida a la tomada hace dos años en una de las salas municipales. Sin embargo, y como viene siendo habitual en los últimos meses, la confianza en la Alcaldesa y principalmente en su equipo de gobierno socialista va perdiendo fuelle conforme pasan las semanas y el pueblo sigue estancado.
Amaya ha perdido la confianza, incluso, hasta dentro de su propio partido. Solo hay que ver la Ejecutiva Local que los Socialistas de la Villa han montado con gente cercana a los miembros del Equipo de Gobierno. De un 87% de apoyos presumía Carlos Salguero al ser reelegido Secretario General Local. Lo que no incluía en su noticia es que el respaldo solo era de los militantes que habían acudido a esa Asamblea y que no había recibido los apoyos por parte de algunos de los históricos y socialistas con peso en la formación. Ya ni los suyos les apoyan.
La Alcaldesa ha optado en los últimos meses por la política de papel cuché, esa que tan manida está y que al final acaba saliendo cara a todo aquel que se acerca. Más si cabe, cuando está viendo las orejas al lobo en su propio Equipo de Gobierno. En Andalucía Por Sí se frotan las manos, primero con la absolución de todos los cargos y luego con la posibilidad de apretar al PSOE tanto como ellos quieran sujetar el pacto. Saben que un posible binomio Maribel Peinado-Alfredo Fernández, o viceversa, puede ser un auténtico sinfín de apoyos que garanticen la vuelta del Andalucismo a la primera línea.
Como decíamos, Amaya ha preferido la propaganda para intentar salvar la credibilidad antes de que empiecen a florecer los heridos y cadáveres (políticamente hablando) que ha ido dejando atrás en estos años. Cosas de aprender demasiado de Irene García. Páginas de Facebook, Instagram, visitas a comercios que la apoyan, publicaciones pagadas para hacer propaganda de «su gestión» y un Puerto Real que sigue esperando respuestas y que se enfrente a los mismos de manera absoluta, sin dudar si le viene un tirón de orejas desde Cádiz, Sevilla -donde alguno aspira a llegar- o Madrid. Mientras tanto, presentaciones de libros, fotos por allí y allá… y siempre estar donde estén presentes sus socios de Gobierno. De gestión, poca cosa, demasiadas mentiras y muchos golpes de pecho sin sentido.
La popularidad de la Regidora se diluye tan rápidamente como sus opciones de repetir en la Alcaldía en 2023.