Círculos de Silencio vuelve a convocar su concentración mensual. Será este próximo miércoles, 2 de Septiembre, a partir de las 19:00 h., en la Plaza de Jesús. En el se tratarán los temas del derecho a la emigración.
Desde siempre, los seres humanos han necesitado ir de un lugar a otro buscando oportunidades para vivir. Nuestra historia toda está entretejida de desplazamientos. Si nos remontamos a cada una de nuestras familias, seguramente encontramos muy variadas raíces.
Actualmente, la necesidad de salir del país de origen se ha agravado por las crecientes desigualdades que existen, por las injusticias políticas, económicas, sociales y culturales, por la violencia indiscriminada y por las guerras, que están obligando a millones de seres humanos a abandonar su tierra buscando una vida digna o, al menos, poder sobrevivir.
La “Declaración Universal de Derechos Humanos” no contiene una referencia explícita a la existencia del “Derecho a No Emigrar”, pero si se cumplieran muchos de sus artículos, estarían garantizadas las condiciones necesarias para poder vivir de una manera digna, y ninguna persona se vería forzada a tener que salir del lugar en que vive. Por eso podemos decir que hay un derecho a no tener que emigrar, a poder permanecer en el lugar que se habita y a desarrollar la vida de manera integral, en condiciones justas y en paz, sin necesidad de trasladarse a otro país para lograrlo.
Sin embargo este derecho no se cumple. Millones de personas se ven obligadas a desplazarse huyendo del hambre, de la persecución, de la violencia y de la guerra, buscando en Europa un lugar donde seguir viviendo. Su objetivo: la supervivencia. Se arriesgan a todo porque, si no lo hacen, les aguarda una muerte segura.
Estamos asistiendo a la peor crisis desde la II Guerra Mundial.
Más de 400.000 personas han solicitado asilo en países europeos en los primeros seis meses del año. Y las peticiones se multiplican.
Se suceden noticias terroríficas que nos sobrecogen y llenan de estupor: cientos de muertos en barcazas sin las mínimas garantías; tragedias frente a Lampedusa; heridos en las vallas de Ceuta y Melilla; muerte de inmigrantes en el Paso de Calais y miles que sobreviven en condiciones horribles esperando cruzar a Inglaterra ; 70 personas asfixiadas dentro de un camión abandonado en Austria; 52 en la bodega de un barco; tres niños muy graves por iguales causas; centenares de personas muertas en barcos que se hunden frente a las costas de Libia; el día 30 de agosto, Grecia rescata a más de 700 personas en 48 horas; Macedonia recibe 2000 personas al día, más del 15% son niños y niñas que viajan con la familia pero otros sin nadie…
La mayoría proceden de Siria, pero también de Eritrea, Afganistán, Nigeria, Somalia…y otros países.
Los medios de acogida son muy insuficientes. Muchas personas tienen que dormir en la calle, en los campos o en refugios improvisados. La falta de recursos en los campamentos expone, sobre todo a los niños y niñas a sufrir malnutrición, abusos, traumas psicológicos, miedo…
Y la tragedia sigue y seguirá creciendo mientras no se corten de raíz las causas económicas, sociales y políticas que obligan a los pueblos a la emigración; mientras se refuercen los negocios de las armas y los gastos militares; mientras las políticas económicas del neoliberalismo no permitan los cambios estructurales que necesitan los pueblos para alcanzar un verdadero desarrollo integral y una vida digna.
La Unión Europea tiene reconocido el derecho de asilo y protección a las personas refugiadas. La tragedia que está ocurriendo en estos tiempos es una vulneración del derecho comunitario. Los gobiernos están traicionando los principios que asumió la Unión Europea desde su creación. Principios que están escritos y legislados pero que se están quebrantando con cruel insensibilidad y sin respeto a las leyes.
La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea denuncia que los Estados podrían aplicar medidas que permitan a los potenciales refugiados llegar a Europa sin recurrir a los traficantes. Es muy fácil echar la culpa a estas mafias pero hay una responsabilidad política ineludible.
Desde esta Agencia, ACNUR y ONG especializadas en asilo destacan algunas de las medidas que los estados pueden poner en marcha. Son éstas:
-Petición de asilo o salvoconductos humanitarios en las embajadas, en lugar de blindarse y cerrar vallas.
-Política común de asilo, para que haya garantías y unos mismos criterios de actuación.
-Reasentamiento de personas refugiadas de forma equitativa y regular, no actuando a golpes de urgencias
-Reforma del reglamento, para que haya un reparto equilibrado de estas personas.
Expresamos nuestra repulsa ante la hipocresía de gobiernos que gastan millones en vallas fronterizas y multiplican el negocio de armas pero que ponen veto a las personas que demandan refugio incumpliendo el deber inexcusable del asilo político.
Son mujeres, hombres, niños, niñas… Personas como nosotros, hermanos y hermanas nuestras, víctimas de guerra, hambrientas, perseguidas, desplazadas, doloridas…
Desde Círculos de silencio de Puerto Real queremos resaltar lo solidario que siempre ha sido nuestro pueblo y hacemos un llamamiento a seguir teniendo esta capacidad de acogida en estos tiempos tan difíciles.
Para que esto sea posible vemos la necesidad de conocer mejor la realidad de las personas inmigrantes y refugiadas y los recursos que disponemos en Puerto Real.
FUENTE: Círculos de Silencio Puerto Real