Continuaremos en estos párrafos abordando la situación del convento de franciscanos descalzos de Puerto real en los momentos de su desamortización, en 1835, que nos viene ocupando desde hace unas semanas. En lo que se refiere al templo de dicho convento, es de señalar la estructura del mismo no se limitaba a una nave principal, ya que lo completaban y enriquecían varios espacios, especialmente las capillas de la Veracruz y del Sagrario, además de la Bautismal. El coro y la sacristía terminarían de dar forma a lo que otrora solo fuera una pequeña ermita.
Nos hallábamos la pasada semana recorriendo el interior del templo de la comunidad franciscana de los descalzos, la Santa Veracruz; veíamos sus altares, el retablo del Altar Mayor, su púlpito y los cuadros que colgaban de los muros de dicho espacio sagrado, pero aún quedaba mucho por traer a colación; así, son de mencionar tanto el resto de elementos que componían su mobiliario como la descripción de sus capillas, coro, y sacristía.
Una lámpara de lata, con bomba de cristal y pescante de hierro, junto a tres arañas de cristal en cuerdas de cáñamo, y un total de ocho candeleros (de madera algunos, otros de metal), iluminaban el cuerpo principal de la iglesia, donde no podían faltar los confesionarios, un total de cinco, de cedro, amén de un par de mesas doradas, de creencias, con sus manteles y sus oportunos hules.
Una pequeña talla de San Cayetano, tres milagros de plata, o un pequeño pastor en una urna con cristal, así como varios atriles, de distintos tamaños y calidades (de lata, de cedro pintado de encarnado, de caoba, de madera plateada…) manteles, visos, hules, algunas cruces (unas de madera, con crucifijos de metal o pintadas de verde con peana, otras doradas, alguna embutida en nácar), campanillas, y dos pilas pequeñas de mármol para el agua bendita, vendrían a completar el mobiliario y el exorno del cuerpo principal del templo.
Además de la Capilla Bautismal, de la que sólo se indica en el inventario que es ...perteneciente a la castrense..., contamos con la descripción de otros dos recintos, esto es, la …Capilla del Señor de la Veracruz... y la …Capilla del Sagrario… La primera de ellas sería sede de la Hermandad portorrealeña de la Santa Veracruz, la más antigua cofradía entre las penitenciales de la Real Villa, que hunde sus raíces en el siglo XVI. En dicho espacio encontraríamos un altar de madera dorado, donde se localizaban un Crucificado, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores y un San Juan de cuerpo entero, con vestido, potencias, palma y diademas. La cruz estaba embutida en nácar, y un atril de madera, blanco y dorado, serviría de reposo a los libros sagrados en las liturgias. Seis candeleros de madera pintados de verde, y dos lámparas de lata, con bombas de cristal y arbotantes de hierro, servirían a su vez para dar luz al lugar; de la pared colgaba un gran cuadro, con el marco dorado, representando una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
La Capilla Sacramental, según el documento, era …de construcción moderna, con su altar nuevo de madera, de orden dórico, facheado con filetes dorados, con frontal y mesa de lo mismo, y un cuadro de Nuestra Señora de Belén en lo alto…; en ese mismo lugar se encontraba una talla de Nuestra Señora de los Dolores, vestida de terciopelo bordado en oro. Una cruz de nácar con un crucifijo de metal, dos mesas de creencias doradas con tapas de piedra negra, un viso de hoja con un cristal, una baranda de hierro del comulgatorio, con mesa de madera, una lamparilla de lata y dos ventanas (con rejas de hierro y cristales, además de dos cortinas de tafetán carmesí), completaban los contenidos de este espacio.
Tampoco faltaría en esta iglesia su coro, con una baranda de caoba y veintitrés asientos de pino; en el centro se encontraba un facistol de cedro. Una pintura y una talla decoraban por su parte el referido espacio, respectivamente un cuadro dorado con un San José y una imagen de la Concepción …con su nicho de cedro y corona de estrellas de metal... En una de las paredes de este entorno existía una pila de piedra para el agua bendita.
La sacristía, a la cual, como ya pudimos contemplar en el primer artículo de esta pequeña serie, se accedía directamente desde el piso superior del convento, y se comunicaba con este templo a través de una puerta de pino (por ese entonces pintada de blanco), guardada por una cortina de damasco encarnado y enmarcada por una cenefa de madera dorada. Desde la misma se podía contemplar la ya mencionada (en párrafos anteriores) huerta del convento a través de dos ventanas; en lo que atañe al mobiliario de esta sacristía, señalar una mesa de caoba ochavada y otra de pino, con piedra de jaspe encarnado, además de tres cómodas de cedro y herrajes de metal, dos estantes de la misma madera y un pie de pino pintado para los purificadores; en la pared dos espejos grandes y viejos, con marcos dorados, y dos cornucopias.
Un cuadro de Jesús Crucificado y otro de la Historia Sagrada completarían la decoración de este espacio; al tiempo, cabe mencionar que la sacristía disponía de su propio almacén, donde se localizaba un lavamanos de mármol con una pila y dos grifos de bronce; aquí estaría el otro pozo del convento (ya hablamos del situado en la cocina), un pozo dotado de ...brocal de material, pescante y carrillo de madera…
No queremos dejar de indicar antes de finalizar el breve apunte que en el documento aparece recogido sobre los libros del archivo y de la biblioteca de esta comunidad franciscana aunque trasladen una información en negativo, pues se menciona que ...el archivo se perdió cuando la invasión de las tropas de Napoleón..., de una parte, y que …no hay biblioteca…, de otra.
Otros elementos del convento, los ornamentos, nos aparecen ordenados por colores… Así, en este inventario aparecen distintos apartados bajo el título “ornamentos”, que engloban elementos textiles de considerable calidad, separados según su color: blancos, morados, encarnados, verdes y negros. Destacan especialmente las casullas (vestiduras sagradas para celebrar misas), de las que se contaba un número de quince, provistas de los más diversos adornos; las había rojas en tela de plata, floreadas, en tejidos de damasco rosa, con galones de sedas amarillas, de plata o de oro fino; tampoco faltaban, de otra parte, capas, frontales de seda, paños, estolas…
La ropa blanca (la menos ostentosa) recogida en el recuento está compuesta tanto por vestiduras de una utilidad más común como por otros elementos textiles de cotidiano uso. Veremos dos pares de manteles, cinco albas (vestiduras de lienzo blanco que se ponen sobre el hábito, de encajes de maya, con faralaes de muselina estampada…), cuatro roquetes, una veintena de purificadores (paños de lino para limpiar los cálices), varias toallas, cíngulos, media docena de amitos o veinticuatro palios ...de diferentes clases y colores...
El documento acaba haciendo referencia tanto a los denominados vasos sagrados: dos cálices de plata, una taza pequeña donde se guardaría la Sagrada Forma, y ...una caja para depósito en el altar mayor..., como a otros elementos de diversa naturaleza: misales, cuadernillos de requiem, unas andas para el Señor de la Veracruz, una mesa de altar portátil con banquillos, cuatro ángeles …con cubillos para candeleros..., cuatro vinagreras de cristal, y …tres hierros de hostias inútiles… (sic), entre otros.
El inventario finaliza con la fecha del documento (quince de septiembre de 1835), nombrándose a quienes habían intervenido en el recuento y descripción de los bienes del referido convento de San Diego: Francisco de Paula Conde, como contador de Rentas Reales, Juan Bautista Antonio Berard, Pedro Baena, Manuel Zorzano, síndico personero, Gabriel Laugier, síndico procurador y Fray Juan Molinero, el entonces guardián del convento.