Profesionales sanitarios del Servicio de Urgencias del Hospital de Puerto Real han levantado la voz para alarmar de la situación que se está viviendo en las últimas semanas. Y es que los mismos alertan de la pérdida de la Unidad de Respiratorio / COVID-19, pese a que su estructura se mantiene en las urgencias.
Y es que la situación parece límite, más cuando en las últimas horas se han visto como las camas, sillones y camas de respiratorio se llenaban sin dejar un hueco libre. «Esta es la cruda realidad», exponen los profesionales de Urgencias del Clínico.
Una merma que se realizó en los días previos a la Semana Santa, siendo el Hospital de Puerto Real el último de los centros sanitarios andaluces en mantener dicho servicio -suprimido ya en el resto de hospitales de la comunidad-. Con ello, las urgencias del Clínico han perdido a nueve enfermeros y seis técnicos de auxiliar de enfermería.
«Eso supone que, en el puesto de enfermería de urgencias que atiende seis consultas médicas y críticos pasa de 5 enfermeros a 2 enfermero», señalan desde el servicio a Puerto Real Hoy.
«Si hay un crítico, la consulta de enfermería pasa a tener un enfermero para las 6 consultas», relatan. Y es que lareducción del personal sanitario, se ha justificado, según cuentan a Puerto Real Hoy, «diciendo que las urgencias en treinta años son, estadísticamente, las mismas en volumen de pacientes».
Algo que «no han verificado con pruebas, pero incluso aunque fuera cierto, el nivel de comorbilidad es más elevado porque el paciente llega, con una media de vida más alta y, por ende, con pluripatologias. Las pruebas que se precisan para su diagnostico no son las mismas de hace 30 años», añaden.
Atención primaria desbordada
Dicha alerta por parte del Servicio de Urgencias se deben, según los profesionales, «cuando la atención primaria desbordada nos manda los pacientes. La tensión es mayor, profesionales desbordados sin poder atender adecuadamente a sus pacientes y pacientes viendo la falta de atención manifiesta. Por lo cual se producen enfrentamientos donde se desacredita no sólo la profesionalidad sino la humanidad del servicio sanitario público».
«Los beneficios en personal obtenidos durante la pandemia, pagada desde el Estado, están siendo desmantelados volviendo a la precariedad anterior. Si la atención sanitaria está desbordada, nosotras ante estos despidos estaremos abocados al mismo fin, con la sensación de todos y todas de que en la privada te tratan mejor. No podemos permitirlo», indican. De hecho, los profesionales temen que «tras cada manifestación por la sanidad pública se traiga noticias de errores de diagnósticos sanitarios y más agresiones entre personales y usuarios».