10.7 C
Puerto Real
sábado, 1 marzo, 2025
spot_img

Historia de Puerto Real: Reflexiones sobre identidad y Patrimonio (VI)

Venimos abundando a lo largo de los artículos que han precedido a estos párrafos de hoy en la absoluta y perentoria necesidad de la divulgación histórica, en la completa y total (por no decir vital) necesidad de trabajar en el campo de la difusión de los valores de nuestra Historia y nuestro Patrimonio Histórico (en general, de nuestro Patrimonio Cultural en un sentido más extenso, más complejo, más rico), una cuestión en la cual esta modesta serie viene incidiendo desde hace ya años, pues no habrá identidad sin conocimiento.

La extensión del conocimiento acerca de nuestra Historia y nuestro Patrimonio Cultural en el seno y el conjunto del cuerpo social es en buena medida una responsabilidad del historiador, del patrimonialista, del especialista, que no sólo ha de consagrarse a la investigación si quiere que la disciplina (y con ella el conocimiento) pueda avanzar, sino que ha de esforzarse así mismo en la divulgación del conocimiento como forma, medio e instrumento para la sensibilización de la ciudadanía en lo que respecta a la propia Historia (o la Historia ajena, que es también de atender) e igualmente en relación asimismo con los diferentes elementos que dan forma a su bagaje cultural, a su Patrimonio (Histórico, Artístico, Monumental Arqueológico, Etnográfico, Gastronómico, Enológico, Musical, Inmaterial -y nótense las mayúsculas que empleamos en este caso).

En este mismo sentido, en el de abundar en la difusión y la divulgación de los valores positivos que alberga en sí mismo y que es susceptible de transmitir el Patrimonio Cultural e Histórico, incide, por ejemplo (nada más y nada menos), la UNESCO (UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -por sus siglas en inglés, “United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization”, lo que se abrevia internacional y convencionalmente con el conocido acrónimo de UNESCO), cuando toma y desarrolla la iniciativa (entre otras muchas) de institucionalizar una celebración como la del “Día Internacional de los Monumentos y Sitios” a partir de una propuesta que sería realizada originalmente el 18 de abril de 1982 (y de ahí la explicación para la fecha de la citada conmemoración) por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (mejor conocido como ICOMOS por sus siglas en inglés -el “International Council on Monuments and Sites”, organismo asesor de la UNESCO creado en los años 60 del siglo pasado al que nos honramos en pertenecer) ante la propia UNESCO, una propuesta que sería aprobada definitiva y finalmente por la Asamblea General de la propia UNESCO el siguiente año, 1983, dando forma de este modo a la referida celebración impulsada, como señalamos, por ICOMOS [https://icomos.es/] desde hace ya, y de este modo, más de cuarenta años.

Ello tendría finalmente como resultado la institucionalización y el desarrollo y extensión de la celebración del “Día Internacional de los Monumentos y los Sitios” celebrado –como hemos señalado- el 18 de abril de cada año, día en torno al cual se ponen en marcha (en los municipios que llevan a cabo esta conmemoración) múltiples actividades propias de la tarea de divulgación cultural, patrimonial e histórica entre la ciudadanía, unas actividades como conferencias, seminarios, mesas redondas, coloquios, exposiciones, talleres o, jornadas de puertas abiertas, visitas a los monumentos y los sitios patrimoniales e históricos, entre otras acciones de índole y naturaleza divulgativa, todo lo cual contribuye grandemente a la socialización del conocimiento al tiempo que se conjuga con la sensibilización del cuerpo social en lo relativo a la relación del mismo con su Patrimonio, con sus bienes patrimoniales, esos espléndidos restos del naufragio de la Historia.

PUBLICIDAD

Otra de las intenciones y fines primeros y últimos de esta iniciativa de la UNESCO es contribuir a fomentar entre los ciudadanos la toma de conciencia acerca de los valores positivos del Patrimonio Cultural de la Humanidad, acerca de su potencialidad y de su papel como un valor en sí mismo de cara a la construcción de las sociedades desde una perspectiva integral, sin tampoco pasar por alto las cuestiones específicamente relativas a la (demasiadas veces extrema) vulnerabilidad y la (demasiadas veces precaria) sostenibilidad del propio Patrimonio Cultural e incidiendo de la misma forma en la imperiosa necesidad de su protección y de su conservación para el disfrute y el beneficio de las generaciones presentes y de las que habrán de venir, así como -e igualmente- poniendo del mismo modo el acento en todo lo relacionado con otros aspectos del Patrimonio y del trabajo sobre el mismo, como es el caso de todo lo que tiene que ver -por ejemplo- con la investigación y, en lo que habitualmente nos inspira y nos ocupa en estas líneas de forma más central, esto es, lo relativo a la divulgación sobre el Patrimonio Cultural e Histórico y el efecto positivo de sus valores en el seno del cuerpo social.

Acercar al público a los bienes patrimoniales, procurar que la sociedad tenga y sienta una vinculación directa con los mismos, familiarizar al cuerpo social portorrealeño con sus (nuestros) monumentos, ayudando a construir una sólida y directa relación entre los dos ejes del indisoluble binomio que constituyen la ciudadanía y los monumentos, dar respuestas a las inquietudes del público general, todo ello representa una labor siempre ardua, siempre demasiado lenta, siempre difícil, pero, siempre, irrenunciable. A ello, y a la consideración de la relación existente entre identidad y Patrimonio (y no sólo en lo que concierne al caso de Puerto Real) venimos dedicando en buena medida nuestros esfuerzos desde hace años (una treintena, que el lector juzgará si es poco…), y en ello seguiremos pues estamos firmemente convencidos de que es un deber ineludible del historiador y del gestor de Patrimonio Cultural trabajar en pro de la difusión del conocimiento en el cuerpo general de la Sociedad.

Es de señalar, además, que el conocimiento de las cosas es fundamental para la [mejor] comprensión de las mismas; dicho de otro modo, y acercándonos de esta forma al sabio Hiponense, sólo se ama lo que se conoce. Sin lugar a dudas San Agustín, obispo de Hipona, llevaba razón cuando hace más de 1500 años lo explicaba de ese modo y su aserto, inicial y esencialmente de carácter teológico, puede ser aplicado al Patrimonio Histórico y Cultural -como a cualquier otra cuestión.

Creemos firmemente que sólo la extensión del Conocimiento, la Educación y la Cultura (véanse y nótense las mayúsculas que empleamos) nos harán mejores y permitirán que nuestro legado cultural pueda resistir mejor el paso del tiempo, transmitiéndose de generación en generación, reforzándose de este modo los lazos intrínsecos que existen entre identidad y Patrimonio, de manera que también en el caso portorrealeño, nuestros bienes patrimoniales, nuestros monumentos -fruto y reflejo de la Historia de nuestra comunidad- son una prueba y un testimonio de nuestra propia identidad como portorrealeños.

Y esto son palabras mayores. Y en ello estamos. En ello seguimos.

Pro bono commune.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

Artículos Relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

- Advertisement -
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo Último

error: El contenido está protegido.