Cuarto domingo de cuaresma, recta final de los días de espera para los cofrades de nuestra localidad y jornada intensa la vivida.
Todas las Hermandades de la localidad, así como la asociación de Jesús del Ecce Homo pusieron a sus benditas imágenes en ceremonia de besamanos y besapiés, en una jornada en la que el Consejo de Hermandades recuperó el certamen de bandas.
Una vez más destacó el buen hacer de las mayordomías de las diferentes corporaciones, mostrando algunos montajes de mucha calidad artística y compositiva. Quizás destacable el de Nuestra Señora de la Amargura, presidiendo el presbiterio de la parroquial de San Benito abad, con todo un costero de su paso de palio como escolta y marco de esta inigualable dolorosa del XVII.
Destacó la ausencia en besapié del Santísimo Cristo de la Misericordia en su traslado al sepulcro, de la Hermandad de los Dolores, que fue trasladado a la capilla bautismal de la Prioral, cuya reja evitó acceder al Señor, quizás por aquello de que celebra besapié particular en la festividad de los fieles difuntos.
La jornada fue más intensa y participativa que años anteriores, posiblemente por la recuperación del Certamen de bandas que organizó el Consejo de Hermandades en la céntrica Plaza de la Iglesia. Con un pasacalles desde la Plaza Nuestra Señora de Lourdes y desde la Parroquia de San Benito, las formaciones invitadas iniciaron este espectáculo, que como se pudo comprobar una vez más, es un referente necesario en la cuaresma y que incentiva la participación en la jornada.
Abrió el certamen la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia de la vecina localidad del Puerto de Santa María, interpretando 4 piezas de marcado corte clásico, que sirvieron de reclamo para que el público se fuese acercando a la plaza.
Seguidamente la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Caridad de Sanlúcar de Barrameda tomó el relevo para interpretar otras cuatro piezas, finalizando con el himno nacional.
Como nota el buen tiempo ayudó a que el público cofrade se echara a la calle a disfrutar de una intensa jornada, a la que quizás le faltó una formación musical más.